8. Alfa mimoso ✿

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Las manos de Liam se sentían cálidas cuando acariciaban sus nudillos; lentamente, con suavidad, de arriba hacia abajo y de un momento a otro yéndose a los lados como el rastro del pincel sobre un gran lienzo, donde la obra de arte más majestuosa se encontraba en pleno nacimiento.

¿Y qué era Zayn sino majestuoso? ¿Qué era aquel bello ángel de ojos brillantes sino su gigante orgullo y más dolorosa debilidad?

Porque ese omega dolía. Tenerlo lejos dolía; algo horrible le presionaba el pecho y mantener sus dedos desocupados lo ponía ansioso. Tenerlo muy cerca dolía; su piel tibia, perlosa, dorada, su cabello brilloso, sus labios rosados, su aroma dulce, su perfecta alma... No creía que fuese real.

Y aún más irreal parecieron las palabras que escaparon de la boca de aquella enfermera cuando una sombra deforme empezó a verse en el monitor del aparato ultrasonido.

"Son dos" simplemente dijo, como si fuera fácil de percibir, como si ocurriera todos los días... Como si el alfa de ojos llorosos no se hubiera ablandado ridículamente al escucharlo.

¡Dos!

¡Le resultaba inverosímil el hecho de tener a un omega tan maravilloso a su lado, unido a él para toda la eternidad! ¡Le parecía increíble esperar un cachorro de él, seguramente idéntico a su arcángel! ¡Pero en ese momento definitivamente soñaba! ¡Dos, por el santísimo Cielo!

No dejó de repetir esa escena en su cabeza una y otra vez... Aún tres noches después, no lo hizo. Tampoco se privó de acariciar el vientre ligeramente hinchado de su pareja, llenarlo de besos y jurarle que no los soltaría una vez que tuviera la oportunidad de sostenerlos.

(Beso ruidoso)

Los ojos mieles casi le dedicaron una mirada acusatoria al gran hombre que se encontraba abrazado a su abdomen, siendo pegajoso cual felino.

"Alfa, ya basta..."

Liam subió la vista de inmediato, encontrando el rostro poco alegre del moreno. Su ceño se frunció.
"Continúa fingiendo que no te gusta, quizás te lo terminarás creyendo."

Zayn soltó un respiro, acariciando el cabello castaño del alfa que había retomado su importante tarea.
"¡Me estoy muriendo de hambre!"

El alfa gruñó en señal de disconformidad, mirando nuevamente al omega, que había arrugado su entrecejo un poco más que segundos antes.
"Pero almorzaste al medio día..." bien, aquella excusa sonó mucho mejor acompañada de la voz de su subconsciente, mas él mismo terminó apartándose a regañadientes del pelinegro, quien sin molestarse en colocarse la camiseta que Liam casi le había arrancado en cuanto regresó de laborar, se dirigió directo a la cocina para finalmente buscar algo de comer.

Ah, Liam por supuesto lo persiguió, pisándole los talones.

Ambos fueron directo a la cocina, donde todo parecía reluciente y pulcramente aceado. Zayn de inmediato sacó un tazón de uvas verdes del refrigerador. Siendo observado por la fiel mirada de tono café, tomó asiento sobre la mesada de mármol, no pudiendo evitar que sus pies descalzos colgaran en el aire.

Liam se acercó con lentitud hacia él, haciéndose espacio entre los muslos del omega sin la mínima intención de pedir permiso antes de actuar. Robó una fruta del tazón, la saboreó un poco en su boca manteniendo los ojos clavados en el ángel de gesto serio, y llevando una mano a esa mejilla delicada, se adueñó de sus labios rojos.

Besó cada centímetro de ellos, gozó del sabor ácido que intervenía en la suave danza de sus bocas mientras distraía su mano derecha con un ligero agarre en la cintura del moreno, quien le había rodeado los hombros en un íntimo abrazo de pechos desnudos y corazones enamorados que latían al unísono.

My pregnant omega [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora