CAPITULO 25

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[Narra Leah]

— Cuando te vi en esa situación ,por primera vez pude sacar la venda de mis ojos, por algunos segundos se me cruzo la idea de ayudarte pero en juego estaba que esos segundos podían ser cruciales para mi hermana, desesperado llegue a casa y efectivamente ella estaba siendo masacrada por él, la impotencia me mataba por dentro y carcomía mi racionalidad, tomé una botella y lo mate ¡Yo lo mate!¡Fui yo su asesino! — pronuncio con voz quebradiza, aturdida por lo dicho voltee a mirarlo pero él ya estaba muy cerca de mí.

Las lágrimas recorrían por sus mejillas mientras que sus ojos batallaban para que estas cesaran, sin pensarlo lleve mis manos hasta su rostro para limpiar sus lágrimas.

—Me acostumbre tanto a mi silencio que se me hizo incomodo escuchar a alguien—puso sus manos sobre las mías—perdóname Leah, perdóname por ponerte en esa situación y por seguir haciéndote sufrir así

Sin saber que decir solo seguí limpiando su rostro, las palabras no fluían y parecían estancarse en la garganta, había tantos sentimientos encontrados y tantas preguntas por resolver, pero sabía que aun sabiendo las respuestas este dolor no iba a cesar, las cosas estaban hechas y aunque con su respuesta el resentimiento no se había ido, tampoco había aumentado.

Ahora sentía pena, pena por los dos, la vida nos había tratado como objetos, como objetos que no tienen derecho de sentir o de pedir ayuda, solo éramos simple cosas que se habían hecho para experimentar en ellas el dolor y la desesperación. Tanto así que nadie sintió pena por nosotros, nadie absolutamente NADIE...

—¿Entonces el hombre que siempre te quiere matar ...

—Sí, él es mi hermano mayor. Estoy completamente seguro que es él, quien ha venido a cobrar venganza. Él no descansara hasta que me lleve consigo

—Eso no pasara...—solté sus manos y retrocedí—no puedo mentirte, mi corazón no ha desechado el resentimiento, pero ahora tampoco te desea el mal, simplemente hasta tratando de protegerse el mismo, ha aprendido la lección. Por eso yo ya no puedo mantenerme a tu lado, porque terminaríamos lastimándonos entre nosotros, pero te prometo que a partir de este mismo instante él ya no te molestara, yo me encargare de eso antes de partir. Es suficiente con un solo muerto, si Dios quiso esto para que alguno de nosotros conozca la felicidad está bien, acepto mi derrota pero con la condición que mi muerte no haya sido en vano ¿Entiendes? Lo único que tienes que hacer para pagar por mi muerte es sonreír, no sonreír solo por ti sino también por mí, tendrás que sonreír por los dos, solo necesito eso ¿Entiendes?, es la única forma en la que estaré tranquila ,así que debes jurarlo—extendí mi meñique para sellar la promesa, esto fue acompañado con una gran sonrisa en mi rostro que estaba tratando de mostrar.

—Leah...

—Por favor...—inseguro y por las constantes súplicas termino por sellar la promesa—aunque sienta que duela un poco tu recuerdo, te llevare dentro de mí y velare por ti desde arriba

—Perdóname—entre sollozos él me llevo hasta su pecho y me abrazo tan fuerte como pudo, mientras me daba continuos besos en la frente.

Así como en algún momento aparecí en su vida a la velocidad de la luz ,así de rápido desaparecí de ella, lo último que pude apreciar fue una pequeña sonrisa forzada en su rostro, pero a la vez lagrimas recorriendo inconscientemente. Cerraba los puños para poder contenerme, quería abrazarlo por última vez, darle recomendaciones por última vez, decirle que no se martirice quería decir eso por última vez, pero ahora la frase "por última vez" ya no existía...

De un segundo a otro, me encontraba sola; pero aquel lugar aún no era el cielo, era el desierto, desierto el cual escucharía mis últimas palabras antes de partir, aquí se escucharía el arrepentimiento o la rectificación, las súplicas o las imposiciones, las contradicciones o simplemente las verdades.

STIGMA (TAE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora