XXXV

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(Epílogo)

Adrien estaba en su mansión terminando un libro que había comprado hacía poco para matar tiempo. Su padre le había anunciado unos días atrás que Natalie había renunciado y se había ido del país para disfrutar un poco de su juventud en algún lugar caribeño. Al chico le extrañó un poco esa noticia, se esperaba que si algo así llegaba a suceder Natalie tendría la delicadeza de por lo menos decírselo, digo, llevaba cuidándolo desde hacía unos cinco años.

En lugar de la parisiana había sido contratada una chica nueva, de apariencia más joven y aspecto más radiante. Aunque a ojos de Adrien esa mujer tenía algo sombrío en su mirada imposible de ocultar o disimular completamente... Pero debían ser ideas suyas, últimamente le era muy difícil llevar su doble vida como adolescente millonario y héroe nocturno, que se subdividía en ser la pareja de Alya... Relación que habían tenido que descuidar un poco para dar la talla con esos nuevos monstruos que Hawk Moth les enviaba regularmente.

Plagg comía un trozo de queso sobre el escritorio de Adrien mientras veía como la lluvia empezaba a caer sobre la ciudad humedeciendo el cristal de la gran ventana que tenía la habitación - ¿No vas a visitar a tu chica?

Agreste bajo un poco su libro y miró a su kwami con una expresión vacía - No puedo, esta de turno.

- ¡Oh! Cierto ¿Ya no les toca vigilar juntos? ¿Eh?

El chico le hizo una mueca de fastidio a su criatura y volvió a su lectura para ignorarle. Hacía unas noches habían asignado a LadyBug como nueva compañera de vigía para Volpina mientras él y Queen Bee unían fuerzas. Las ganas de quejarse le embargaron en ese momento, pero no quería ponerle las cosas más difíciles a Jade Turtle que parecía estar al límite para dar abastos.

***

LadyBug recorría los techos húmedos de París con cierta dificultad. Su yo-yo mágico facilitaba un poco las cosas, pero en cada aterrizaje debía hacer uso de todo su equilibrio para no rodar y caer metros hasta chocar contra el suelo. Volpina corría con menos suerte y ya llevaba siete resbaladas en tejados que habían obligado a su compañera a utilizar sus habilidades malabaristicas para salvarla de una estruendosa caída.

- Deberíamos parar aquí - Comento la chica moteada mientras se sostenía de la rara encrucijada que había hecho con su yo-yo para sujetar a su compañera y obstruir su octava casi-caída.

- Si, deberíamos - Fue la respuesta de la chica zorro que colgaba de cabeza con el hilo del yo-yo atado a su tobillo derecho.

Con un poco de ayuda de la flauta bajaron suavemente al encharcado camino para tomar caminos separados. En diferentes callejones deshicieron sus respectivas transformaciones y casualmente Alya y Marinette se toparon fuera de ese barrio.

- Vi a LadyBug y la seguí hasta acá, pero la perdí de vista antes de poder tomarle una foto - Dijo Alya con tono decepcionado para hacer más creíble su mentira. Marinette se puso nerviosa y empezó a mover los brazos en extraños ángulos mientras maquinaba algo en su mente.

- Yo estaba por acá y bueno... Pensé que podría comprar algo pero no vi nada de mi interés y seguí caminando y...

- Te perdiste.

La franco-china asintió avergonzada de su carencia cerebral para mentir adecuadamente. Césaire por su parte estaba muy cansada como para detenerse a analizar los raspones que tenía su amiga en las manos. Así que como en los viejos tiempos se fueron juntas a algún café para charlar sobre tonterías.

***

- Chloe, esto no es lo mio - Dijo Sabrina mientras volvía a tirar de los volantes del vestido que llevaba puesto. Chloe le miró con reprobación mientras revolvía una montaña de ropa en busca de algo que le gustara a su chica-no-oficial.

AlyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora