El bosque

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Los reyes tuvieron que salir a una reunión con algunos reyes de los diferentes reinos lo cual causó indiferencia en Kalm y Serena pues casi nunca tenían mucha atención de ellos. En estos momentos, Kalm se encontraba aburrido en su habitación mientras, Serena se encontraba leyendo un libro con Ash vigilando su puerta más que nunca ante la ausencia de los reyes.

Ash no perdió oportunidad para admirar la belleza de la princesa. Ese bello rostro reflejaba la inocencia y amabilidad de la chica acompañado de esa dulce sonrisa y esos brillantes ojos tan azules como un cielo perfecto. Sin lugar a dudas, la rubia era el sueño de todo hombre. La princesa notó a Ash babeando pero no sabía que era por ella.

Serena: ¿Que pasa, Ash? ¿Me veo fea hoy?

Ash: ¿Que?... No, no, su majestad. Usted se ve hermosa como siempre.

Serena: Ash, no  están mis padres, no necesitas llamarme "majestad".

Ash: Pero, princesa. Debo llamarla así, lo siento.

Serena: Bueno, solo es que no me gusta que la gente se sienta menos en comparación a mí. Tampoco necesitas mentir sobre que me veo hermosa.

Ash: No miento, majestad. Usted es la mujer más hermosa que he visto.

La respuesta de Ash hizo a Serena sonrojarse al rojo vivo haciéndola feliz de que el azabache piense eso de ella. Estaba tan pensativa que Ash tuvo que devolverla al mundo real.

Ash: Princesa ¿Esta bien?

Serena: Eh....... Si, estoy bien.¿Por que no tendría que estarlo?

Ash: Es que se quedo como paralizada por un tiempo 

Serena: No! No fue nada!(grito con un notable sonrojo que el mostaza no notó)

Ash: Ok, princesa.

Serena: Oye, Ash. Quisiera salir un rato al bosque, quiero jugar con los pokemon que hay allí.

Ash: ¿Con los pokemon? Princesa, esos seres son muy peligrosos y poderosos, por algo no se les permite entrar en este reino.

Serena: No todos son así, hay amables y adorables pokemon. Vamos! será divertido!

Ash: No lo sé.

Serena: Bueno, ahora que recuerdo, mi padre te dijo que obedecieras mis órdenes así que esta decidido, vamos a ir. ¿No es genial?

Ash: Ay ok. Iré por mi espada por si acaso.

Pero mientras Ash iba por su poderosa espada, el insoportable príncipe Kalm entró en la habitación.

Kalm: ¿Que pasa? ¿Acaso ya te diste cuenta que no mereces vivir?  

Serena: Kalm, lárgate. No voy a permitir que le hables así a Ash.

Kalm: Menudo protector te consiguió papá, hermanita. No puede defenderse sólo y necesita que lo defiendas. ¿Como te va a proteger alguien así?

Ash: No me molesta que se burle de mí, príncipe Kalm. Pero si le sigue faltando el respeto a la princesa, me veré forzado a intervenir. Llámeme débil todo lo que quiera, los dos sabemos quien es el débil de los dos.

Kalm: Si, si como sea. ¿Adonde van?

Serena: No te importa.

Kalm: Ketchum, dime adonde van.

Ash: Solo obedezco órdenes de la princesa, señor.

Kalm: No me dirán ¿eh? Entonces, tendré que darle mi opinión sobre tu protector a mi padre, hermana.

Moriría por ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora