CAPITULO LVII POCO A POCO EMERGE EL PASADO

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Han pasado ya más de veinte años desde la promesa que te hice, cada día me siento peor, mi corazón se haya quebrantado, roto en dos, por un lado mi agradecimiento y hermandad hacía ti, nuestra historia y que no olvido que a ti te debo estar donde me encuentro y no haber muerto en la pobreza, eras noble y muy generoso, antepusiste mi bienestar a tu propia vida, saliste de nuestro hogar buscando una mejor vida, y siempre que te iba bien, era en mi en quien pensabas; desde hace más de veinte años, extraño tus cartas, tus palabras, haberte perdido ha sido una de mis mayores tristezas.  No olvido la promesa que hice, tu muerte no quedará impune sin importar el precio que tenga que pagar, aún a costa de mis sentimientos, de mi alma, porque primero conocí tu cariño, y tu mano generosa que la de otro amor.    Me duele profundamente el alma por el daño que seguramente voy a causar, porque también amo a ese ser en que cobraré tu sangre, no tiene la culpa de nada, no la tiene, y me ha dado algo tan hermoso,  su alma es pura, y su sola presencia sirve para irradiar a todos los que estamos cerca.  El sólo hecho de pensar en el dolor que sentirá cuando se enteré de todo, me parte el corazón, no sé como voy a seguir viviendo, o tal vez sea lo mejor que vengas por mi y me recojas de esta maldita vida de mentiras en cuanto haya cumplido mi objetivo… si, eso será lo mejor… 

***

El reloj marcaba las seis de la tarde y las campanadas de una balada lo acompañaban, Patricia entró rápidamente a la cocina mientras Leonor subía a toda prisa a la habitación de las gemelas.

-          de dónde vienes

-          Diablos Diego me has dado menudo susto, no te esperaba tan temprano

-          Responde

-          Perdóname, es que fui hasta la iglesia con Patricia, me quedé conversando con el párroco respecto al bautizo de las niñas, se me hizo tarde

-          Toda la tarde?

-          A que volviste tu?

-          Tres y media, me sentía mal en la clínica y no quería atender a nadie, decidí volver antes para estar contigo, hace mucho no compartimos tiempo, y pues tu no estabas

-          Lo siento mucho, pero ya estoy tan acostumbrada a tu ausencia, a que sales cuando brilla el sol, vienes a almorzar, te marchas y te veo en la cena, tomas tu trago y te retiras a dormir, no hablas ya conmigo,

-          Eso es un reclamo?

-          Tómale como te plazca, solamente puedo decirte que en esta casa estoy para cuidar de tus hijas, atender las comidas, pero de esposa ya no hay nada

-          Vamos Leonor, no te pongas así, es trabajo y lo hago para darte lo mejor y a las niñas, no salgo a otra cosa

-          Claro, entiendo,

-          Ahora si no te agrada la vida opulenta que llevas…

EL ALMA QUE ACOMPAÑA A LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora