CAPITULO XLVIII DESENTERRANDO EL VENENO

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Era muy temprano de esa mañana, Camilo, Diego y el Licenciado Morales se habían reunido en la entrada del Juzgado Municipal para esperar al designado para efectuar la diligencia,  el día parecía nublado y frío, y los tres hombres no podían evitar sentir cierto miedo escalofriante de desenterrar a un muerto. 

-                      Buenos días caballeros, dijo un hombre bajito y regordeto, son sonrisa amable y tono de voz fino, - Mi nombre es Fernando Dúarte y seré el encargado de acompañarlos a la diligencia que solicitaron en este documento, quién es el Licenciado Morales?

-                      Soy yo señor Dúarte, yo presenté ese escrito solicitando la exhumación del cadáver y que se realice una nueva necropsia

-                      Y cuál es la razón de ello Abogado?

-                      Bueno que lamentablemente el Médico Forense se presentó en mi despacho, indicándome que por pánico de su nuevo colega de tocar el cadáver, prefirió asumir era muerte natural y no profanarlo según me dijo

-                      Entiendo, pobre muchacho, yo también soy médico y llevo toda mi vida haciendo el mismo trabajo de muertos y aún me causa calosfríos en algunos casos, la muerte es algo que da miedo, aún puedo recordar mi primera exhumación…

-                      Perdone señor Dúarte pero creo es mejor avancemos con la diligencia, los caballeros y yo tenemos algunas ocupaciones más tarde

-                      Claro, entiendo, y quienes son los caballeros que nos acompañan?

-                      Bueno los Caballeros eran Socios del difunto Licenciado Izaguirre,

-                      Muy bien, vamos entonces.

A la entrada al cementerio todo parecía mucho más que calmado, por algo se llama campo santo murmuró Diego con cierto frío y respeto en la voz.

-                      Permítanme un momento, iré por uno de los muchachos sepultureros para que nos pueda ayudar a desenterrar el cuerpo o ustedes quieren hacerlo?

-                      Mejor vaya por uno de los muchachos, gritó casi de modo instantáneo Camilo – Perdónenme, no se ustedes pero yo le tengo un poco de miedo a estas cosas, después de muertos creo que ya no es nuestro ser conocido, se transforman en alguna otra cosa

-                      Bueno yo no sé en que creer verdaderamente sobre ese punto Camilo, pero tampoco quiero ser yo quien profane la tumba de Izaguirre

EL ALMA QUE ACOMPAÑA A LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora