CAPITULO LXXXIV CORAZON ROTO

157 13 1
                                    


Era un viernes por la mañana, la audiencia se había fijado para las ocho de la mañana en punto, el hielo helaba los huesos a punto de quiebre, sin duda alguna era la época del año. 

Todas las personas ingresaron a la sala sin decir una sola palabra, incluyendo el juzgador, quien se limitó a dar los buenos días.

-                      Estamos aquí para continuar con la audiencia por asesinato en contra de la señora Minerva Arriola- indicó el secretario del Tribunal, un hombre joven, gordo y calvo. 

-                      Buenos dias tengan todos, voy a continuar con el juicio, llamo a la sala al señor Diego Novales, lograron localizar a ese testigo?

-                      Si señor Juez, aquí estoy-  Diego emergió de entre las filas de los asistentes, con un traje con negro y la cara sin rasurar, se tenía entendido que apenas una noche antes se le había encontrado ahogado de borracho en el bar de la porteña. 

-                      Que bueno que apareció usted señor Novales, estaba a punto de darlo como cómplice en esto

-                      El señor no puede declarar por ser pariente político de la acusada- gritó el Abogado Morales con mucha firmeza

-                      Entiendo señor Morales, pero en el presente caso el testigo es pariente del muerto en cuestión,

-                      Efectivamente, primos hermanos, y él era mas que eso para mi, aquí tengo las pruebas documentales también de mi parentesco con él, y de que esa señora lo mató

-                      Y se puede saber porque esperó casi treinta años para esto

-                      Bueno señor Juez, yo

-                      Mire señor Novales, desde la última audiencia tengo todas las ganas de acusarlo de complicidad y encubrimiento, y esto me da las pruebas necesarias, es un gran aporte para el caso, y me servirá para mi decisión final sin duda alguna, pero si usted en este momento no me da una magnífica justificación a que lo haya ocultado por más de veinte años, y que si no es porque alguien más comenzó la acusación, usted no se habría presentado, sin contar los días que ha estado desaparecido y el estado en que los gendarmes lo encontraron.

-                      Señor Juez yo solamente quiero colaborar con esto, creí que si lo entregaba usted me tendría las consideraciones respectivas

-                      Y según usted que consideraciones se merece

-                      Pues no se, como usted dice es un gran aporte

-                      Que se guardó por 27 años

EL ALMA QUE ACOMPAÑA A LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora