CAPITULO LI COMPARTAMOS EL SECRETO

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La casa se sentía totalmente vacía, las habitaciones se encontraban frías y oscuras, cada mueble había sido cubierto con sábanas para evitar el daño y las pertenencias personales de la que hacía tan poco tiempo había sido una verdadera familia y ahora se encontraba fragmentada con una viuda que se sentía perdida en su dolor y una inocente criatura que se había quedado sin padre.  Marcela recorría la casa lentamente, buscando no olvidar nada que fuese importante, la casa había sido vendida a un maravilloso precio y con eso creyó mejor opción irse del país con su hija, enterrar su vida con la muerte de Guillermo, y con ello el secreto de la causa de su suicido, sin imaginar que eso que ella creía no tenía ya ningún sentido porque las vidas estaban perdidas, era la única chispa de fuego que haría pagar una larga cadena de muertes a un ser malvado y podrido como lo era Minerva. 

Un reloj de madera ubicado en la cocina repicó las ocho de la mañana con ocho sonoras campanadas, seguido de dos golpes en la puerta de la residencia.

-          Buen día, se encuentra la señora?

-          Pase adelante don Camilo, doña Marcela se encuentra terminando de alistar las cosas para irse

-          Gracias

-          Buen día Camilo, que gusto verte de nuevo, esperaba no irse sin despedirme

-          Pretendías irte sin que viera a mi nieta y a ti

-          No de ninguna forma, quieres algo de desayunar

-          Con un vaso de jugo voy a estar bien,

-          Con gusto

-          Te irás hoy?

-          No, mañana me voy a la casa de mis papás a dejar mis pertenencias,  me iré a vivir al extranjero, creo va a ser lo mejor

-          A dónde planeas establecerte

-          No lo he decidido, el barco en el que me iré zarpa hasta finales del mes que viene, me siento algo perdida al respecto todavía, quiero escuchar el consejo de mi familia

-          Entiendo, perdona quiero preguntarte algunas cosas

-          Dígame en que puedo ayudarle

-          Qué hiciste o piensas hacer con las pertenencias de Guillermo

-          Bueno, le diré la verdad y espero que no me tome a mal nada de lo que he dispuesto, usted sabe más que nadie lo que me duele su partida

-          No de ninguna manera, estas en tu derecho, pero quiero saber

-          Venga conmigo por favor

-          Claro

Marcela condujo a Camilo por la casa hasta llegar a la habitación que en meses anteriores era la biblioteca de Guillermo, ahora no era más que un cuarto oscuro lleno de cajas de cartón.

-          Al inicio no sabía qué hacer con las pertenencias de mi marido, no puedo llevarlas conmigo todas, creo que necesito apartarme de todo esto para sanar y seguir adelante, no puedo pedir mejor recuerdo que la hija que me dejó

-          Es verdad, ella es la prueba de su amor

-          Pues mira Camilo, la ropa te la puse en esta caja, los artículos personales en esta otra, los libros están aquí, y documentos en esta otra caja, me ocupé de rotular todo para que no te confundas, también te entrego aquí un maletín donde él tenía algunos expedientes, y un folder con otros papeles. Finalmente  en esta cajita te puse todo lo que recogí del escritorio.

EL ALMA QUE ACOMPAÑA A LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora