|| Uno ||

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Aviso.

Como está dicho en la descripción, esta historia tiene contenido chico x chico. Está bajo su responsabilidad leerlo.

Si no te gusta la temática, te invito a no leerlo. Si te gusta, bienvenida/o.

Historia basada en la saga de Harry Potter de J.K. Rowling.

*Lean las etiquetas. Hay engaño explícito en esta historia. No son comportamientos que deban imitar ni mucho menos aplaudir. Fuera de eso, disfruten la historia.

♣ ♣ ♣ ♣

Miró con interés al otro lado de la barra, analizando a la pareja que se encontraba justo del otro lado. Una pareja muy peculiar si le preguntaban. Un rubio y un azabache sentados con un vaso en sus manos, aunque el azabache parecía estar más de adorno que de otra cosa.

El rubio reía a carcajada abierta dándole la espalda al hermoso joven que había entrado con él, quien se empeñaba en jugar con los hielos que se encontraban enfriando su refresco. Conocía al rubio, Draco Malfoy, hijo del frívolo Lucius Malfoy, uno de sus compañeros de negocios, quien también era uno de sus mejores amigos. Conocía a Draco desde hace mucho tiempo, pero nunca le ha tomado importancia, no hasta ese momento. 

¿Cómo se atrevía a ignorar a la hermosura que tenía a su lado? Negó con la cabeza. Eso debía ser uno de los más grandes pecados que alguien pudo haber cometido. Sonrió de lado, ¿por qué el ojiverde estaba con él? Era obvio que el chico ni le entendía.

El joven ignorado se giró levemente y le comentó algo a su novio, quien sólo movió su mano restándole importancia y asintiendo con la cabeza, para, segundos después, seguir platicando con sus dos amigos. Los ojos verdes rodaron por algunos segundos antes de fijar su atención en él. Tom sonrió de lado, nunca pensó que esa mirada fuera del verde más puro que se podría encontrar en toda la Tierra.

El joven respondió la sonrisa con cortesía y miró hacia otro lugar, bufando molesto. Tom se discutió consigo mismo si realmente esos dos eran una pareja, ¿quién sabe? Podrían ser sólo amigos.

Los ojos verdes se volvieron a posar en él con deje distraído, como si realmente no importara a dónde mirara, su atención estaba dentro de su mente. En ese momento Tom se preguntó si el joven sería igual de inteligente que de hermoso, cosa que dudó. Por Dios, estaban en un bar, la mayoría de las personas que van ahí no tienen muchas neuronas en su cabeza y, si las tenían, las perdieron ahogándose en alcohol.

Ladeó la cabeza cuando vio que el azabache casi se cae por un empujón inconsciente del rubio, quien sólo le dirigió un "perdón" distraído. El joven simplemente negó con la cabeza, más para sí mismo que para el rubio.

Levantó una ceja cuando el moreno volvió a dirigir su mirada hacia él.

"¿Aburrido?" formuló con sus labios.

El joven sonrió de verdad y asintió con desgana. En ese momento Tom decidió arriesgarse, ¿qué más da ser agradable con alguien una vez en su vida?

Señaló el pequeño balcón que se encontraba a su izquierda con su cabeza, dando una invitación muda a su amigo de miradas, quien asintió sonriendo agradecido para luego tocar el hombro de su acompañante y decirle algo en el oído.

Tom no pudo ver la respuesta del rubio cuando ya se encontraba caminando hacia el lugar antes señalado. Pocos minutos después el azabache salió algo nervioso, tapando el aire fresco del exterior con una chamarra negra.

El amante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora