|| Quince ||

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—Harry...

—Estoy bien —interrumpió el menor secando una de las miles de lágrimas que salían después de esa conversación. Tom lo miró afligido antes de rodearlo nuevamente entre sus brazos—... ¿Me das un beso?

—¿Otro más? —contestó con burla el mayor, tratando que la tristeza se fuera del rostro que tanto le fascinaba.

—Muchos más...

Tras eso, sus labios se conectaron otra vez durante la noche, el ojiazul adoraba ver la sonrisa del menor, pero en esos momentos la hermosa sonrisa ya no se encontraba entre los labios, pero lo que no sabía era qué no estaba bien y qué sí.

—Mi niño...

—En serio —volvió a interrumpir, esta vez sonriendo, Tom no dudó de la sonrisa después de oír la pequeña risa que se escapaba entre ella—... ¡Me siento libre! —comentó riendo mientras se escondía en el pecho de su amante, quien lo recibió con mucho cariño.

—¿Libre? —cuestionó ante eso. Harry no estaba libre, ya nunca más lo estaría, estaba con él, desde ese momento en adelante, ¿o qué trataba de decir? Harry no le...

—Libre para amarte —susurró con sensualidad mientras alejaba su rostro y colaba sus brazos por el cuello del magnate. En ese momento los pensamientos de Tom hicieron un cortocircuito, dejando a Harry en primera plana—, libre para quedarme dormido en tu casa, libre para poder besarte en cualquier lugar, libre para estar contigo si es que así lo deseas...

—Lo deseo. —besó los labios del chico, quien soltó una pequeña risa recibiendo el pequeño pico— Joder, lo anhelo...

—Yo también...

—Tú también —balbuceó hipnotizado por los ojos esmeraldas que se encontraba frente a él, mirándolo con un brillo especial. Nunca creyó haber merecido algo así.

Su padre le había dicho que en ningún momento de su vida iba a ser amado, que eso era para las personas normales, no había entendido porqué había dicho esas palabras. Con el paso del tiempo se dio cuenta que su padre sólo se casó con su madre para tener la herencia de Slytherin, cosa que no pasó gracias a su fallecido abuelo... su padre nunca le quiso, tal vez por eso pensó que nadie más lo haría.

Con el tiempo lo fue afirmando, había visto a tantas personas que querían algo con él, aunque no era exactamente por buenos sentimientos; vida lujosa, viajes, dinero... ¿quién no quisiera eso?

Siempre pensó que nadie vería más que eso, que las personas como él no merecían el amor de alguien y sólo servían para dar todo de sí dentro de una compañía, donde una persona valía por su dinero y no por sus sentimientos.

Claro, después de cinco minutos de conocer a Harry se dio cuenta de lo equivocado que estaba. El azabache ni lo conocía y su suegro había sido nada más y nada menos que Lucius Malfoy, quien adoraba al chico tanto como a su cabello.

Su Harry no veía el dinero, no veía el poder, la apariencia... ¿para qué? Todo eso ya lo tenía, y no lo quería, sólo quería el último recuerdo que tenía con su padre. Lo que hacía lo hacía con amor... y vaya amor.

Harry se paró en puntitas para juntar sus labios, despertándolo de su ensoñación, haciéndolo sonreír en medio del beso. Agarró su cintura con cariño y lo ayudó a alcanzarle.

—¿Sabes? —susurró después de terminar el beso, dando otro más con cariño— La fiesta es para demostrarle a todo el mundo que eres mío.

—¿Y qué esperas? —cuestionó el menor mordiendo con suavidad el labio inferior de Tom— Ve a decirle a todo el mundo.

Tom gruñó, aunque quienes lo conocían -como únicamente Harry lo hacía- sabían que realmente era un ronroneo.

El azabache casi suelta una carcajada al ver cómo su, ahora, novio le arrebataba una copa al camarero -quien casi se cae ante la brusquedad de la acción- y se dirigió hacia unos escalones que se encontraban en el lugar.

Harry no entendía porqué había agarrado la copa, con el ruido que hacían lo más probable es que no lo oyeran... Aunque, claro, esa teoría quedó descartada cuando todos se callaron al escuchar los ligeros sonidos que hacía la cuchara contra la copa.

Parecía que tan sólo ver a un hombre en un escalón mientras tenía en sus manos una copa y un cubierto era símbolo de silencio dentro de una sociedad como ésa.

—Buenas noches —saludó Tom sonriendo como nunca antes le habían visto sonreír—, tal vez algunos ya descubrieron la razón de esta celebración —comentó bajando el tenedor y dando un pequeño sorbo a la copa—, pero, para quienes no, les presento a Harry Potter —el menor desvió su mirada antes de clavarla nuevamente a las iris azules que lo presentaban—: mi novio.

El azabache sonrió ante eso, sin prestarle atención a cualquier otra cosa que no fuera su Tom... sin mencionar que podía sentir las miradas en él y, para ser sinceros, no estaba para lidiar con un sonrojo.

El anuncio no tardó en terminar, pero desgraciadamente no era algo que le agradó. De un momento a otro se encontraba rodeado de personas que no conocía para felicitarlo por su relación con Tom. No sabía ni quiénes eras y quería que su pareja -que bien sonaba decir eso- le sacara de todas esas personas.

—Hey, si dañan a mi chico yo los daño a ustedes, ¿entendido? —bromeó Tom abriéndose paso hasta donde se encontraba— Sabemos que muchos nos van a felicitar, gracias por eso, pero realmente queremos pasar todo el tiempo que sea posible juntos antes de que el trabajo nos impida vernos.

Las personas se empezaron a dispersar dejando a pocos que realmente querían dar sus buenos deseos, que el famoso Tom Riddle haya presentado a alguien al público y con tan afamado título significaba que las cosas iban más que serias.

Las preguntas sobre cómo se conocieron o algunas cuestiones como el trabajo de Harry se hicieron presentes en las conversaciones que llegaban a tener, pero, sin duda, lo que más le encantaba de todo eso era poder ver cómo Tom hablaba de él con orgullo, sobre sus estudios, sus conocimientos, sus habilidades y -sobre todo- le encantaba sentirse parte de la plática, siendo alguien con quien platicar en vez de ignorar.

Tom le lanzaba pequeñas miradas cómplices todos los momentos que podían, y realmente no podía esperar a que llegaran a la casa del mayor para demostrar lo agradecido que estaba.

El amante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora