|| Veintidós ||

4.6K 569 107
                                    

Harry rió al sentir los cálidos brazos rodear su cintura mientras cocinaba. Adoraba eso, era uno de sus momentos favoritos en el nuevo libro de su vida titulado "Harry Potter y los abrazos mortales", porque sí, el azabache podía morir de felicidad estando entre los brazos de su novio.

-Huele rico -murmuró Tom mientras olfatea el aire con suavidad.

-Sí, ya me harté de ordenar comida o comer algo quemado -se burló mientras se recargaba en el pecho del ojiazul-. Extraño la comida de verdad...

-Oh, pero mi comida sabe deliciosa -Tom se defendió mientras recargaba su barbilla en el hombro del menor.

-Amor, ni la gelatina te salió bien.

-¡No fue mi culpa! -levantó las manos en inocencia- ¡Las instrucciones no eran claras!

-Como diga, oh, gran Tom Riddle -se burló con cariño, empujándole suavemente con su cadera-. Anda, ve a poner la mesa.

El mayor sólo suspiró y le repartió un par de besos en su mejilla antes de agarrar los cubiertos que iba a usar y dirigirse al comedor.

-¡Y trata de no quemar la mesa!

-¡HARRY!

El nombrado simplemente se rió mientras terminaba de colocar los últimos ingredientes a la cazuela e irse a servir el desayuno minutos después de que se integraran a la preparación.

Podía burlarse mucho de Tom, pero realmente le gustaba el empeño que ponía cada vez que intentaba hacer la comida, tampoco que le molestara el tener que enseñarle cosas nuevas y, de paso, regañarle cuando se le quemaba la comida. Cualquier escusa que sirviera para que el mayor saliera de su oficina temprano valía la pena, aunque eso implicara tener problemas digestivos momentos después.

-Me encanta tu comida -declaró Tom segundos después de que hubiera servido todo y sentado frente a él.

-Me encanta tu compañía -respondió dando un bocado con algo de hambre.

Tom simplemente sonrió y tomó de su café mientras miraba con aprecio el plato que tenía frente a él. El ojiverde no tardó en quedarse analizando cada acción que hacía su pareja, el cómo degustaba de la comida, cómo miraba el departamento perdidamente o cómo tomaba su mano para jugar con sus dedos. Era claro que algo pasaba, y no hablaba de algo malo específicamente.

-¿Tom? -el nombrado levantó su mirada e hizo un gesto para que supiera que lo oía- ¿Pasa algo?

El pelinegro pensó unos segundos antes de responder, encogiéndose de hombros tratando de lucir indiferente.

-Estoy feliz -respondió dejando que su sonrisa volviera a sus labios-, nunca había estado tan feliz. Cuando despierto y te veo, cuando te veo merodear por la casa buscando algún papel, cuando me llevas la comida a la oficina, cuando sonríes... Joder, cuando estás a mi lado y sé que no estoy solo. Cuando siento que no lo estoy.

-Tom -murmuró Harry con cariño, siendo esta vez él quien agarrara la mano del magnate.

-Te amo -dijo tan simple, pero tan cargado de sentimientos que Harry no supo cómo sentirse-. Te amo más de lo que pensé amar alguna vez, dejaría hasta la compañía si tú me lo pidieras -se quedó callado un momento-: Me siento completo.

-Yo también te amo, Tom -contestó Harry sonriendo-... y que me perdone Draco por decirlo, pero siento que tú eres mi primer y único amor.

Tom simplemente sonrió, llevando su mano libre a su saco, buscando algo entre los bolsillos.

-¿Sabes? De pequeño era incapaz de sentir empatía, ningún tipo de sentimiento, para ser sincero... -sacó una pequeña caja roja de su bolsillo, no era algo especial, sino una simple caja- Creo que las cosas realmente cambian, ¿no crees? -deslizó la caja por la mesa hasta llegar a Harry, quien la agarró frunciendo el ceño y abriéndola con cuidado.

Dentro de ésta había una nota que, después de leerla, la quitó de la caja para ver un anillo de color blanco en ella, un anillo tan simple que le dieron ganas de reír en ese momento.

"Prometo cambiar este anillo de promesa por uno de compromiso."

Harry no tenía corazón para alguien más que no fuera Tom, eso era definitivo.

♣ ♣ ♣ ♣

No, gente, no.
No todas mis historias terminarán en Harry y Tom casándose o comprometido.

¡Dile 'no' al cliché!

El amante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora