|| Diesiciete ||

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Gruñó por lo bajo cuando la calidez que invadía la cama se iba yendo de manera progresiva. Tanteó a su lado y abrió los ojos con pereza al notar que el pequeño de ojos verdes no se encontraba a su lado como todas las mañanas durante esa hermosa semana.

Se sentó en la cama y se colocó las pantuflas para luego ir hacia la cocina, el lugar del que Harry no salía desde que se había mudado a casa, no que le molestara, claro, ahora su refrigerador se encontraba repleto de sabrosos platillos y postres, todos hechos por el la hermosa mano de su novio.

La mudanza fue realmente fácil, más de lo que pensó, realmente pensó en uno que otro grito, tal vez unos ligeros golpes, pero el departamento les había recibido con un suave susurro a soledad. El rubio no se encontraba y el antiguo hogar parecía no haberse abierto durante mucho tiempo.

Se llevaron todo lo que pudieron, lo escencial según Harry, todos los libros del menor -ahora su oficina parecía una biblioteca-, su ropa -debieron comprar otro armario-, uno que otro objeto de valor para el menor -el pelinegro debía admitir que sintió celos cuando vio entre las cosas una foto donde salían Harry y Draco riendo- y unos cuadernos repletos de escritos e investigaciones del azabache.

Bueno, realmente se habían llevado todas las cosas del menor, menos los muebles que Harry había comprado después de ser ignorado cien veces por Draco sobre comprar una sala nueva. No le sorprendía tal hecho, a decir verdad. Tal parecía que el departamento era más de Harry que de Draco, pero lamentablemente el rubio era dueño del lugar.

Tom se vio sorprendido al notar que todas la cosas del menor habían abarcado dos habitaciones enteras, más cuando una de éstas fue totalmente remodelada mientras que se encontraba en el trabajo, convirtiéndola en una pequeña galería de arte: cuadros por una esquina, instrumentos por otra y un hermoso escritorio -Tom no sabía de dónde lo habría conseguido el menor- con pinturas y cuadernos acomodados con cuidado en éste.

Ese lugar era mágico.

Llegó a la cocina soltando un pequeño bostezo y se recargó en la espalda del pequeño intruso que se encontraba cocinando el desayuno.

—Buenos días, cariño —susurró con ternura el menor, sintiendo los brazos que rodeaban su cintura con sobreprotección—. Es algo tarde, no tengo mucho tiempo, así que te recomiendo ir poniendo la mesa.

—¿Y si faltas? —pidió el mayor enterrando su nariz en la parte posterior del cuello— Podríamos quedarnos un rato más en la cama...

—Tom... —Harry susurró en advertencia, haciendo que el nombrado bufaron y se separara del pequeño y cálido cuerpo.

—¿Qué harás hoy? —cuestionó Tom agarrando los cubiertos necesarios para la mesa. Harry sonrió ante eso, ¿cuántas veces había soñado con tener un momento como ésos con su pareja? Y Tom lo hacía cada una de las mañanas desde que se había quedado a dormir después de la fiesta.

Y le fascinaba.

—Ir a clases, duh —respondió soltando una pequeña risa. Tom lo miró con una mueca en sus labios, mueca que, si no lo conociera bien, diría que era un puchero—. Iré a ver a Sirius y Remus a la oficina, Canuto me ha estado llamando tres veces al día fastidiando para que les dé una visita.

—¿Quieres que te recoja? Podríamos ir a cenar después de eso...

—Pero yo elijo el lugar —comentó el azabache poniendo el desayuno en dos platos y llevándolos al comedor—: me han dicho que hay unos tacos realmente buenos por la avenida Steward.

Tom asintió ante eso y empezó a comer, cerrando los ojos para saborear el afrodisíaco sabor de la comida.

—¿Te parece bien a las seis?

—¿Cinco y media? —debatió el menor— Si duro más del tiempo debido Sirius se pondrá a llorar cuando me vaya.

—Cinco y media será —acordó Tom ante eso.

No pasó más de quince minutos para que Tom se fuera a arreglar mientras Harry acomodaba los portafolios de los dos, viendo que a ninguno se le haya olvidado algo.

Al terminar, Tom llevó a su chico a la entrada de la escuela, dónde varios de los estudiantes le saludaron con alegría, él sólo correspondió asintiendo con la cabeza para que Harry saliera del auto una vez que Tom le abriera la puerta y se despidiera con un pequeño beso.

Beso que vio todos los estudiantes, pero no como si nunca lo hubieran hecho antes.

Sonrió para entrar al auto una vez que Harry desapareció entre las puertas del colegio.

♣ ♣ ♣ ♣

¡PREGUNTA!: Si les dieran a cumplir cualquier deseo (sólo no cuenta tener más deseos o algo por el estilo), ¿cuál sería?

No sé a qué viene la pregunta, pero no pierdo algo haciéndola (?

¿Qué les pareció el capítulo? ¡No olviden dejar su amor u odio en los comentarios!
De preferencia el amor, y si dirán algo con odio, usen palabras bonitas para que no se note xd

¡Nos leemos luego!

El amante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora