|| Siete ||

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—¡Harry!

El nombrado miró hacia atrás y soltó la mano de su amante. El aire tranquilo se había ido corriendo después del grito, haciendo fruncir el ceño de Tom, quien dirigió su mirada hacia donde se habían encontrado sus manos entrelazadas.

Algunas veces era doloroso caer en la realidad.

—¡Tanto tiempo que no te veo! —la voz se oía cada vez más cerca hasta que, de un momento a otro, sintió un pequeño empujón.

Pudo haber intervenido en el eufórico abrazo que se empezó a formar entre el adulto y su no-novio, pero simplemente se quedó callado ante aquella escena. Su chico estaba sonriendo a más no poder mientras que el hombre lo abrazaba, la tensión que se había creado desapareció por completo ante eso.

—Sirius...

—¡Enhorabuena! ¡Me sigues recordando! —gritó el mayor emocionado, con lágrimas queriendo salir de sus ojos mientras se separaba del menor con reproche— Ya me sentía olvidado.

—Perdón, he estado muy ocupado con el trabajo y el estudio...

—Puedes hacer tus trabajos en la oficina —replicó el mayor haciendo un puchero—... ¡Harry! —volvió a gritar emocionado, lanzándose por segunda vez a los brazos del menor— ¡Mi cachorro! ¡Mi pequeño bebé! ¡El hijo que siempre quise y nunca tuve!

—Sirius, no seas dramático y deja a Harry, ya logro entender porqué no nos visita...

—Oh, vamos, hace mucho que no lo veo —lloriqueó el ojiplata.

—Pero mínimo déjale respirar...

Remuuuuuuus —se quejó abrazando con fuerza al maestro—, nuestro cachorro sigue vivo.

El castaño puso los ojos en blanco antes de darle unas palmadas en su espalda.

—Vamos, yo también lo quiero abrazar —reprochó sonriendo.

Sirius se alejó murmurando maldiciones mientras veía cómo los dos amores de su vida se abrazaban. Negó con la cabeza, Harry era un muy buen chico, James estaría muy orgulloso de él.

Sonrió con cariño, hace mucho que no estaban juntos... ¿Qué será? ¿Después de que Harry consiguiera el trabajo de maestro a tiempo completo? Eso ya sería dos años. Suspiró. Realmente lo extrañaban, no sólo ellos, también la gente de la oficina.

—Quiero presentarles a alguien —comentó el menor sonriendo, señalando a su acompañante una vez que Remus y él deshicieran su abrazo—: Él es Tom Riddle —presentó haciendo fruncir el entrecejo de su padrino, no sólo por la calidez con la que dijo el nombre, sino por quién se trataba—. Tom, ellos son Sirius Black y Remus Lupin, mis tíos no sanguíneos.

Los mayores sólo se miraron hasta que Tom se dignó a sonreír con cortesía.

—Un gusto —contestó acercándose un poco a Harry, cosa que no les gustó a Sirius.

—¿Qué haces tan cerca de mi cachorro, Riddle? —escupió el nombre con enojo.

—Se podría decir que somos amigos cercanos —contestó con indiferencia.

El menor frunció el ceño mientras miraba la postura de los contrarios. Sirius parecía muy enojado.

—Harry, ¿me podrías explicar? —preguntó tratando de mantener un gruñido, lo último que quería era que Harry se molestara por gritarle.

—Oh, nos conocimos en un bar —contestó sonriendo, tranquilizando el ambiente que les rodeaba—. Iba con Draco a celebrar, pero ya ven cómo es...

Una alarma interrumpió el relato, causando que Remus viera su reloj.

—Sirius, llegaremos tarde a la junta si no nos apuramos —comentó el castaño dándole un rápido beso en la mejilla del azabache.

—¿Qué? Pero acabamos de reencontrarnos con el pequeño cervatillo —reprochó cruzándose de brazos.

—Sí, y nuestros próximos colaboradores no querrán hacer negocios con nosotros por incumplidos —regañó jalando la oreja del Black—. Fue un placer conocerlo personalmente, señor Riddle.

—Si le haces algo a mi Harry, juro que tendrás a todo Gryffindor's Industry en tu contra, ¿entendido? —gruñó Sirius asesinando con la mirada al pelinegro.

—Sin olvidar a Hufflepuff —complementó Remus sonriendo con amabilidad—. Adiós, mi pequeño niño —se despidió por última vez mientras caminaba con tranquilidad a su próxima junta, sin soltar la oreja de Sirius.

Tom los miró irse hasta que no logró verlos a lo lejos. Miró a su chico con curiosidad.

—¿Desde cuándo los conoces?

—Desde mi nacimiento —contestó con melancolía—, son los mejores amigos de mis padres...

—¿Tus padres?

—James y Lily Potter.

Tom abrió los ojos, ¿de todas las personas se enamoraba del hijo de esos dos? Rió en sus adentros, que irónica era la vida.

—Entonces eres el verdadero dueño de Gryffindor...

El menor sonrió antes de encogerse de hombros.

—Sirius se encarga de todo. A mí no me interesa ese ámbito, prefiero enseñar y la tranquilidad que trae una buena lectura...

—Si te hubiera interesado más el tema me hubieras conocido antes —se quejó el mayor robándole un beso en la mejilla.

—Bueno, he ahí algo de lo que me arrepiento —murmuró el profesor sonriendo—. Anda, vamos a tu casa...

Tom sonrió y negó con la cabeza, esta vez Harry no se libraba de él. Pobre del miniMafoy, no tendrá calor en su cama esa noche.

El amante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora