Capítulo #15

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Odio soñar con ese día.

Pensé que ya lo había superado, pero es una espina clavada en mi corazón que, mientras más intento sacarla, más profundo se hunde.

¿Quien puede olvidar algo asi? Vi a mi madre muerta, no pudo contra el dolor del abandono de mi "padre", y junto con ella se fue el único hermano o hermana que pude tener, hasta el día de hoy me pregunto si era niña o niño.

Era tan solo un niño, pero tenía la suficiente inteligencia como para saber que debía llamar a la policía y decirles lo que pasó. Los servicios sociales se encargaron de buscarme un hogar, después de casi siete meses de estar en distintas casas de acogida, una pareja me adoptó y me dieron su apellido.

Y gracias a ellos soy el hombre que soy hoy en día. Un futuro doctor.

-¡Dallon, querido! ¿Como estás? -dijo alegre mi madre adoptiva del otro lado de la línea.

-Hola mamá, yo estoy bien, ¿como está papá? -me apoyo en el barandal de la terraza.

-Ahora está mejor, el doctor dijo que para la edad que tiene es un hombre muy fuerte -ambos reímos. Hace unas semanas mi papá sufrió un pre-infarto, me consuela saber que está mejor-. Hijo, ¿cómo te sientes cuando quedan cinco meses para terminar tu carrera? -se oía alegre, puedo intuir que tiene una gran sonrisa en su rostro.

-Cinco meses y un año para la tesis, mamá -ruedo los ojos, la escuché reír.

-Pero eres un muchacho listo, estoy segura que lo pasarás todo.

-Gracias mamá, por cierto, ¿puedo ir a visitarlos el próximo sábado y quedarme hasta el domingo en la noche? -rasco mi nuca. Hace meses que no voy a visitarlos, creo que no me vendría nada mal hacerlo.

Pero, ¿y que hago con Kylie?

-Querido, no debes preguntar eso. Sabes que puedes visitarnos cuando quieras -sonreí al escuchar su respuesta, camino hasta la puerta que separa la terraza de mi habitación. Veo que Kylie sigue dormida.

-Esta bien mamá, nos veremos entonces -me siento en la cama-. Te amo, mamá.

-Yo también te amo hijo.

Luego de colgar la llamada, decidí bajar a preparar el desayuno. A decir verdad quiero llevar a la chica conmigo a la casa de mis padres, en Utah, pero no sé como se lo tomaría, y tampoco quiero dejarla aquí sola. Podría intentar convencerla.

Cuando encendí la cafetera oigo que tocaron el timbre, lo cual me pareció extraño ya que no espero visitas a esta hora de la mañana. De todas formas fui a abrir, y me encontré con una gran frente, perdón quise decir, a mi mejor amigo.

-¡Brendon, hombre! -saludo, con un apretón de manos y un abrazo.

Brendon Urie es mi mejor amigo desde que entré a la universidad, como yo también estudia medicina, pero él prefiere especializarse en oncología, mientras que yo quiero seguir la rama de neurología.

-Son las 8:30 de la mañana, Dallon, ¿cómo puedes aún seguir en pijama? -entró a la casa, voltea a observar mi vestimenta riendo.

-Es viernes, hoy no tengo que ir al hospital, y además estoy en mi casa -repongo golpeando su hombro-. Y... ¿ya desayunaste? Estoy preparando el desayuno ahora.

-¿Por qué crees que vine? -inquiere con obviedad-. ¿Y Gerard ya se fue? -nos dirigimos a la cocina.

-Si, él siempre va a trabajar a las siete de la mañana, luego va a la universidad -Gerard está en su último año de licenciatura en química, su trabajo es ser secretario en una preparatoria, cuando se gradúe piensan contratarlo como maestro-. Mikey debe seguir dormido, como el vago que es -vuelco los ojos-. Brend, disculpame un momento, debo ir arriba.

-Claro, ¿te importaría si hago omeletts? -abrió la nevera, sacando los huevos.

-Solo hazlo, no tienes porqué preguntar -agito mi brazo y salí de la cocina.

Cuando entro a mi habitación vi a Kylie sentada en la cama, pero no tenía su sudadera puesta, sino una blusa de tirantes negra que supongo la traía debajo. Al darse cuenta que vine quiso colocársela rápidamente, pero tomé el abrigo con una mano cuando ya lo había pasado por su cabeza.

Ahí fue cuando los vi. Tiene más cicatrices de quemaduras, una en el brazo derecho hasta la mitad del antebrazo, una pequeña sobre el hombro izquierdo, y una más grande en la espalda. Sin mencionar varias cicatrices horizontales, que no dudo que ella misma las haya hecho.

-¡No me mires! -exclamó, terminando de colocarse el abrigo. Se aleja de mí y se abraza a sí misma, se nota muy avergonzada.

-¿Como te pasó eso? -pregunto con preocupación, me arrodillo delante suyo-. ¿Algún día vas a decirme, Kylie? -acaricio su rodilla.

-No es una historia que me guste contar, Dallon -musita-. Por favor, no insistas más, y olvida que las viste -sus ojos se ven tristes, como si estuviera recordando lo que le pasó.

Aprieto los labios en una fina línea y asiento una vez con la cabeza, entonces le pido que baje a desayunar conmigo, aceptó a regañadientes, pero lo hizo. Al principio se mostró un poco incómoda con la presencia de Brendon, pero él se acerca a saludarla con confianza, como si la conociera de toda la vida. Eso ayudó a que se sienta segura. Pero vuelve a sentirse mal cuando Mikey llega, aunque solo entró a la cocina sin saludar ni mirarnos, se sirvió una taza de café y se retiró de nuevo.

En fin, solo nos sentamos todos a desayunar.

-Debo ir al baño un momento -dice ella, levantándose de la mesa.

Cuando ya salió de la cocina, Brendon mira por encima de mi hombro y luego regresa su vista a mí.

-¿Donde la conociste, Dallon?

-Te parecerá raro, pero la conocí porque llegó al hospital después de intentar suicidarse -Brendon me observó levantando ambas cejas-. No me mires así, no tiene a donde ir, ni familia con quien pueda contactar.

-Yo no dije nada, pero es que siento que la vi antes -chasquea la lengua, cruza los brazos mientras parece pensar en algo-. Oh claro, recuerdo que ella... -al rato levanta la vista, guarda silencio y toma su taza de café.

Abrí la boca para preguntarle qué pensaba decir, pero la cierro en cuanto Kylie apareció en mi campo de visión, sentándose de vuelta a la mesa. El desayuno continuó con aparente normalidad, mi amigo sacaba temas de conversación para incluirla pero sin hacerla sentir incómoda.

Al irse Brendon, le pedí que se alistara porque la llevaría al hospital a que la revisen. Se negó al principio, pero le insistí hasta que accedió ir. Le pedí prestado el auto a Gerard, quien se había llevado el auto de Mikey, es irónico que yo no tenga auto pero si licencia de conducir. La llevaría a un hospital cercano, me preocupa su salud, y su extrema delgadez.

¿Que me sucede? Nunca pensé que una persona que apenas conozco, me importara tanto, como si la conociera de toda la vida.

Everybody Hurts {Dallon Weekes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora