Cap. #45

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- Quiero un arma - dije con firmeza.

Alex se colocó bien en su silla y se quedó observándome como si tuviera dos cabezas, la expresión de Jack era casi la misma.

- ¿Como para que quieres un arma? - habla al fin, después de varios minutos de silencio.

- Quiero hacerle pagar a alguien por todo el daño que me hizo hace años - aprieto los puños.

- Wow, me encantan las venganzas - sonríe mostrando su perfecta dentadura - Jack, trae aquí el Águila Dorada - el mencionado asiente y desaparece por la puerta.

  Al rato Jack vuelve cargando un maletín plateado, Alex se pone de pie para tomar el maletín y ponerlo sobre su escritorio.

- Solamente a una vieja amiga de confianza como tú le daría mi tesoro más preciado - hace un gesto para que me acerque.

Al abrir dicho portafolios veo un arma de alto calibre, una Desert Eagle para ser exactos; son armas bastante potentes y solo profesionales pueden manejarlas.

Tomo el arma sacándola de su portafolios, coloco las balas dentro de ella y su peso aumenta sobre mis palmas.

- ¿Acaso ella sabe como usar uno de esos, Alex? - preguntó Jack con desconcierto.

Ni bien terminó su pregunta yo levanté el arma, quité el seguro apuntando en dirección a Jack y jalé el gatillo, la bala pasó justo por al lado del chico semi teñido de azul; dejando un gran hueco en la pared.

- ¿Tienes alguna otra pregunta, Jack? - pregunté, él negó aún aturdido por el disparo que casi lo toca.

Tampoco es la primera vez que utilizo un arma, de hecho fue Alex quien me enseñó a usarlas.

  Cuando volteó a verlo él está dándome una sonrisa victoriosa y me abraza por los hombros.

- Has aprendido bien, muñeca - intenta besarme pero coloco el caño del arma bajo su barbilla.

- Era solo una demostración, Alex, no una oferta - se aparta con una carcajada cínica.

- Como quieras, veo que sigues prefiriendo a Ryan - se encoge de hombros.

- Ya no estoy con él hace tiempo, pero acabas de darme una idea - miró a Jack y a Alex furtivamente - tal vez aún necesite que me ayuden en algo.

- Si es para acabar con esa plaga, la respuesta siempre es afirmativa - agrega Jack.

- Suena interesante - camina hacia su escritorio y vuelve a sentarse en su silla de cuero negro - te escucho, Kylie.

Le muestro una media sonrisa mientras me siento el la silla frente a su escritorio y comienzo a hablarle de todo lo que pasó en estos últimos días.

























***































  Se que esta aún es su casa, vive aquí desde que tiene dieciocho, solo he venido aquí un par de veces con Omer cuando nos reuníamos para jugar videojuegos.

  Allí está ese imbécil sentado en el porche de la casa, fumando un cigarrillo.

¿Cómo es que pudiste vivir tanto tiempo sin sentirte culpable por lo que me hiciste, Pete?

  Mi ropa negra me sirve de camuflaje para pasar desapercibida en la oscuridad de la media noche, pero cuando las luces del alumbrado público me iluminan él levanta la vista y el desconcierto se hacen presentes en su semblante.

Everybody Hurts {Dallon Weekes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora