Cap. #40 (PASADO)

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6 de mayo del 2011

Creía que mi vida estaría bien a partir de ahora, pero la mujer con quien viví durante estos once meses, Amanda, falleció hace dos semanas.

Volví a vivir con Kendra, pero simplemente voy a su casa para dormir, otra veces ni siquiera llego; no soporto quedarme allí cuando está "trabajando", la mayoría de sus clientes son viejos, drogadictos, alcohólicos, hombres de mala vida en general.

Pero esta vez salí del apartamento porque me llevé la desagradable sorpresa de que uno de sus clientes frecuentes es mi hermanastro, Mert.

Ese maldito debería estar en la cárcel, no sólo por lo que él y Samuel me hicieron, también porque él asesinó a mi hermano de sangre, Omer.

La brisa primaveral azota mi rostro, la capucha de mi cárdigan cayó pero la volví a poner rápido sobre mi cabeza; la gente me veía al pasar, no se si es por mis cicatrices o por mi vestimenta. Mi ropa es totalmente negra, la cual contrasta con mi blanco cabello, tengo que sostener mi minifalda para que no vuele con el viento, no solamente por un motivo obvio, sino porque se podría ver la quemadura que esta en mi muslo izquierdo, aunque la herida se confunde bajo la tela de las medias de red negras.

Me sentí extraña al pasar al lado de un chico alto, de cabello rubio estirando a castaño, unos ojos azules bastante hipnotizantes y las facciones de su rostro eran perfectas. Claro que lo observé con detenimiento mientras esperaba para cruzar la calle, él también me observó a mi cuando aparté la mirada; claro que no le dejaré ver mi rostro, tal vez huya despavorido.

Cuando miré por última vez al muchacho, nuestras miradas se encontraron por breves segundos.

Luego continué mi camino por las calles, llegué hasta la zona residencial donde viven gente humilde; un niño de como doce años intentó robarme, pero le enseñé el puñal que siempre llevo conmigo y huyó asustado, no sin antes haberlo amenazado de sacarle los ojos si lo volvía a ver.

Estaba de pie al lado del portal de un edificio, de allí salió un hombre que se me hizo muy conocido, cuando hizo contacto visual conmigo él me sonrió y entonces recordé quien es.

- Vaya, que grata sorpresa volver a encontarte, cariño - al levantar la vista, lo veo mirándome con lujuria.

- Hola - musito - y que grata coincidencia - ironizo, vuelvo a mirar al suelo.

- ¿No eres de hablar mucho, verdad? - río y chasqueó la lengua - eres misteriosa, eso me atrae - se apoya en la pared con una mano.

- Eso dicen, o tal vez soy un fenómeno - respondo aún en voz baja.

¿Por qué estoy hablando con este tipo?

- ¿Fenómeno? Claro que no lo eres - aparta mi cabello de la zona con cicatrices - esto no te convierte en eso ¿sabes lo que yo veo? A una chica bonita, misteriosa y única - a medida que hablaba se iba acercando a mi boca, le di vuelta la cara y él río - ¿cuál es tu nombre, princesa? Es curioso que nosotros tengamos una historia y no te haya preguntado tu nombre.

- Kylie - respondí en voz baja.

- Kylie - repitió, dando énfasis a mi nombre - queda muy bien para una princesa como tú - tomo mi mano y depositó un beso en ella - ¿recuerdas mi nombre, linda? - asentí, esta vez levanté la vista hacia él.

- Ryan, Ryan Ross - él sonrió - bueno, ya debo irme - retiré mi mano de su agarre.

- ¿Te volveré a ver? - lo escuché mientras me alejaba.

Everybody Hurts {Dallon Weekes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora