Cap.#44

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  Kylie

  Han pasado más de cuarenta y ocho horas desde mi rescate, y aún no hay señales de Mikey, Gerard está desesperado, aunque ya presentó una denuncia en la estación de policía.

  Sarah vino a visitarme para asegurarse que yo estuviera bien, estuvo muy preocupada por mi y también cuando le dije que Mikey aún no aparece se puso tensa, como si también él le preocupara.

- ¿Entonces ya son novios? - Sarah subió y bajó las cejas.

- Aún no me lo ha pedido de forma oficial - respondí riendo como tonta.

- No puedo creerlo - fingió estar indignada - pero si se nota a kilómetros que están enamorados, Kylie, por lo menos dime que ya tuvieron algún momento íntimo.

- ¡Sarah! - la golpeé con un cojín y ella reía - pero si quieres saber, hemos tenido algunos de esos momentos - mordí mi labio.

Sarah me miró con cara de picarona y reímos a carcajadas.

- Y son bastante ruidosos cuando lo hacen, créeme, anoche no me dejaron dormir - dijo Gerard mientras caminaba a la cocina.

Mientras mi rostro se torna rojo de la vergüenza, Sarah ríe aún más fuerte.

- ¿Y dónde está Dallon ahora? - pregunta tratando de recuperar el aire.

- Fue a comprar algunas cosas al supermercado, seguro no tarda en volver.

- Ok ¿y que hora es? - dijo para si misma, revisando la hora en su teléfono - ya debo irme Kylie, el metro pasará dentro de veinte minutos; te llamaré al celular de Dallon esta noche - se levantó del sofá.

- De hecho puedes llamarme a mi celular - ella arquea las cejas sorprendida - Gerard me lo regaló porque él se compró uno nuevo y me dio el que ya no usa - me encogí los hombros.

- ¡Gracias al cielo! - exclama levantando las manos al aire.

Le di mi número de teléfono antes que nos despidamos, le dije que tenga mucho cuidado y que me llame una vez que haya llegado a su casa.

Al rato llegó Dallon, nos saludamos con un corto beso en los labios antes de llevar las compras a la cocina.

- ¿Aún no hay noticias sobre Mikey? - agacho la vista y niego.

- Estoy tan preocupada de que le hayan hecho algo terrible - musito. Dallon levanta mi rostro tomándome de la barbilla.

- Yo también estoy preocupado por él, no me imagino como ha de estar Gerard - susurra solamente para que yo lo oiga.

Después de nuestra pequeña charla voy a preparar la cena, aunque en realidad no fue muy necesario que lo hiciera porque Gerard no tenía ganas de comer, está tan agobiado por Mikey.

Más tarde todos fuimos a dormir, o al menos intentarlo porque yo no podía conciliar el sueño; hay algo que debo hacer, algo que juré llevar a cabo una vez que pudiera.

Tuve cuidado de no despertar a Dallon mientras me levantaba de la cama, me cambie la pijama por unos shorts de mezclilla, una blusa negra y un suéter del mismo color con mis botas de caño corto.

  Traté de ser lo más sigilosa al salir de la casa e ir a la estación del metro, debo ir a Brooklyn para visitar a alguien a quien me debe un favor.

  Tras un largo viaje tengo que caminar hacia la zona donde él "trabaja", a Ryan nunca le gustó que yo hablara con él porque es el líder de una pandilla enemiga, pero nunca estuve del lado de nadie.

  Estoy ahora frente a ese callejón que conduce a la entrada de su territorio, oigo música electrónica a lo lejos, seguro debe tener una fiesta con su gente; coloco la gorra de mi suéter sobre mi cabeza y toco mi espalda para asegurarme que traigo mi puñal, si me meto en problemas sabría como defenderme.

- Aquí no puedes entrar, preciosa - un hombre alto y formido me detiene en la entrada.

- Necesito ver a Alex, él y yo nos conocemos de hace tiempo - miró al gigante a los ojos, él barre la extensión de mi cuerpo con los brazos cruzados.

- ¿Cuál es tu apodo? - su voz gruesa retumba en mis oídos.

- Soy Faceless Doll - bajo la capucha del suéter y le muestro mis cicatrices.

- Adelante - se hace aún lado.

Ese apodo me lo dio Alex para que pudiera pasar a su territorio cuando quisiese, hoy es uno de esos momentos; en este lugar no puedes entrar si no tienes un apodo que él te haya dado.

  Llego hasta una bodega donde puedo ver a muchas personas bailando, bebiendo, drogándose, del otro lado veo a las prostitutas de su mejor amigo Jack entreteniendo a los presentes.

  Siento que alguien me abraza por la cintura, por instinto saco mi puñal y empujo al hombre a la pared, tomándolo del cuello de la camisa.

- Vaya Kylie, sigues siendo igual de brava que siempre - ríe el hombre a quien inmediatamente reconozco.

- Ah, solo eras tú Jack - lo suelto. Él ríe mientras se acomoda la camisa.

- ¿Y que te trae por aquí, muñeca? - pone sus manos sobre sus caderas.

- Vengo a ver a Alex, necesito que me devuelva el favor que me debe - cruzo mis brazos.

- Te llevaré con él, sígueme - hace un gesto con la cabeza.

Ambos nos abrimos paso entre las personas de la fiesta, llegamos hasta una gran puerta de metal la cual solo se puede entrar a través de un reconocimiento dactilar por una máquina; una vez dentro caminamos por un pasillo vacío, nuestras pisadas hacen eco por todo el lugar.

- Alex, llegó tu Faceless Doll - dice Jack cuando entramos a una especie de oficina.

Alex está sentado con dos chicas en ropa interior sobre sus piernas, ambas rubias; él levanta la vista y mira primero a Jack, cuando sus ojos se encuentran con los míos él sonríe.

- Kylie, mi rubia platinada favorita - canturrea, yo le muestro una pequeña sonrisa - señoritas ¿pueden dejarnos a solas? - dice esta vez a las rubias, quienes se van caminando hacia la puerta, Jack voltea a verles los traseros y silba.

Hombres.

- Alexander, he venido para que me devuelvas el favor que me prometiste - cruzó mis brazos, él enarca una ceja mirándome serio - hace un año evité que mi ex mejor amiga que jodiera el negocio - le recordé.

- ¡Ah si! Ya lo recuerdo, solo pídeme lo que quieras, mi Kylie - se recostó sobre su asiento de cuero negro y subió sus pies a la mesa.

- Quiero un arma.

 





















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Continuará...

Everybody Hurts {Dallon Weekes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora