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Sus manos se veían adorables. Tan suavecitas y chiquitas mientras tocaba las teclas del piano que se me derretía el corazón. Desde el ángulo en el que yo estaba podía ver su perfil y los mechones de cabello que le colgaban en la frente.

Apenas si había tocado algo sencillo y en realidad Jimin era el que de verdad creaba la melodía que se escuchaba a través de las paredes. Pero me sentía completamente en paz justo ahora.

Su cabeza se movía lentamente y sus ojos parecían parpadear en cámara lenta mientras oía la música. El corazón me palpitaba tan rápido que casi lo sentía fuera de mi pecho, me hacía sentir avergonzado y mis mejillas ardieron cuando sus labios se curvaron ligeramente mientras inclinaba la cabeza casi descubriendo cómo observaba sus facciones.

Toque la punta de mi nariz y me di cuenta de un pequeño aparatito color piel que tenía en la oreja, casi invincible. Probablemente me quede viendo más tiempo del debido porque su sonrisa volvió a aparecer y escuche su voz suave mientras sus dedos seguían el recorrido de las teclas.

— Lo tengo desde que era niño — dijo regalándome una pequeña mirada — Puedes preguntarme si quieres.

Su forma de decirlo me hacía saber que a él no le molestaba en lo absoluto y me mordí el interior de la mejilla organizando mis palabras.

— Tu... ¿no te... no te molesta? — intenté que no notara mi voz temblorina pero fue inevitable así que solo lo vi cuando sentí la música detenerse.

— No realmente... cuando... — mordió sus labios — cuando era pequeño los demás niños solían burlarse de mi porque a veces no escuchaba bien y tenía que hacer muchas preguntas durante la clase... solía odiar eso porque no tenía muchos amigos pero después...

Toco superficialmente las teclas, a penas rozando con las yemas de sus dedos el borde liso del piano de caoba.

Y me hizo saber que él amaba el piano.

Tanto como yo solía hacerlo. Como yo lo hacía.

— ... pero conocí el piano y en verdad... me enamore — soltó susurrando y tuve la necesidad de tomar el dedo regordete que descansaba en la madera para sostener su manita pero me contuve porque yo aún era yo mismo y nunca me atrevería a tocarle — cuando comencé a tocar, dejaron de importarme los comentarios que hacían de mi y solo me enfoqué en aprender más y más. Después mis padres me llevaron a un médico y comencé a utilizar el aparato así que dejaron de tratarme así.

No podía controlar mi respiración y el labio inferior comenzó a temblarme por las ganas de llorar que me atacaron repentinamente.

Nunca había conocido a una persona con ninguna discapacidad y aunque Jimin escuchara bastante bien con el aparato para la sordera, me intrigaba lo que hacia aún con eso.

Toque un sol sostenido como el que Jimin estaba enseñándole a Sun hee y él me miró a través de sus pestañas, por primera vez viéndose apenado y nervioso.

— Me parece... creo que eres m-muy bueno — le dije aguantando la respiración en los pulmones por un micro segundo.

— Pienso lo mismo de ti Jungkookie

El apodo me causó hemorragias en las mejillas y tuve que esconder mi cara en mis manos para que él no notara mi sonrojo.

— ¿Pero sabes algo? — me giré a verlo una vez más — creo que eres aún mejor.

Luego de sus palabras comenzó a tocar otra vez y me deleité viendo su sonrisa desde mi posición en el banco a su lado.


***



ᵀᵒᵘᶜʰ ᵐᵉ ⤷  ʲⁱᵏᵒᵒᵏ ♡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora