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Tomo los bordes de mi sudadera y comienzo a quitármela. Remi me observa, confundido. No entiende lo que estoy haciendo y creo que ni siquiera yo lo hago. La presión que siento alrededor de mis costillas por culpa de esta sociedad a la que nos han tirado provoca en mí un comportamiento irracional. Los que están ahí fuera de esas vallas pensaran que cometo una locura y que lo correcto sería esperar a ver si comienzan a cumplir sus amenazas pero yo sé que es cierto y que lo harán. Al igual que sustituyeron a una chica muerta por otra, que además, está mucho más dispuesta a estar aquí. Una chica que ha salido de la calle y de la prostitución pero que tenía una mente brillante y que ahora no tiene que usar su cuerpo para poder pagar un techo y una cama sobre la que dormir. Una chica que ahora tiene el futuro resuelto en una sociedad de mentira que te lava el cerebro con cosas bonitas, simples y prácticas para que pienses que ahora tienes la vida resulta y que ya nunca más tendrás que preocuparte por tu futuro. 

Pero yo necesito tener control sobre mi vida. Necesito poder decidir con quién quiero hacer ciertas cosas y cuando hacerlas. Sam era un chico genial en el instituto pero éramos indiferentes el uno del otro y, si después de tantos años apenas habíamos cruzado palabra alguna, ¿por qué íbamos a hacerlo al llegar aquí? 

-¿Qué estás haciendo? -pregunta Remi reaccionando cuando ya le he quitado la camiseta. 

-No puedo permitir que ellos me toquen -aseguro sin pensar-. No dejaré que me metan en uno de sus laboratorios y me inseminen con sus... bastardos. 

Tengo el corazón completamente acelerado y la respiración muy agitada.

-No puedes hacerlo conmigo, Kate -me recuerda Remi mientras me pasa las manos por los hombros. Ni siquiera parece consciente de que no llevo nada por arriba-. ¿Ves el color de mi piel? -pregunta con ternura. 

Asiento sin decir una palabra. ¡Pues claro que lo veo! Es imposible no fijarse en una piel tan perfecta. 

-Si tuviésemos un bebé podría no ser como Sam y tú -me recuerda. 

Frunzo el ceño. 

-Blanco -señala-. ¿Qué pasaría entonces? 

-Me da igual -declaro antes de lanzarme hacia delante para darle un beso. 

Remi me aleja de él. 

-Kate, por favor -dice con paciencia y manteniendo el tono de voz bastante bajo-. Te estoy diciendo que no y, si no me haces caso, estarás violándome. 

La realidad me golpea y las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas. ¿En qué demonios me he convertido? ¡En una violadora! En uno de los seres más repugnantes del planeta. Una persona capaz de obligar a otra a tener un hijo para librarse de su propio destino. 

-Está bien -asegura mientras deja que me siente en sus piernas-. Sé que no quieres hacerme daño, Kate pero nos perjudicarás a los dos si haces esto. No puedo tener sexo con alguien que no me quiere. 

Giro la mirada hacia él durante unos segundos. 

-¿Y con alguien que sí? -pregunto con curiosidad-. ¿Y qué pasa con Tessa, Remi? ¿La quieres a ella? Cumplirás diecinueve en diciembre. Serás capaz de dejar que se lleven a Tessa a ese lugar. Lo he visto como lo han visto los demás. Ya sabes cómo es ese sitio. 

-Todo esto habrá terminado para entonces -dice sin creérselo-. Alguno comentará una locura o algo y todo cambiará. 

-¿Alguien cometerá una locura? -pregunto mientras levanto una ceja-. ¿Tessa? Ella es fuerte -señalo-. Hará lo que tenga que hacer con tal de sobrevivir. 

-Tienes razón pero... no la conoces tan bien como yo -puntualiza. 

-¡Te gusta! -lo acuso. 

-¡No! -contradice horrorizado-. Deja de mirar a todos los demás como si fueran enemigos. Nadie está contra ti por lo que está haciendo Sam. 

-¿Entonces qué es? ¿Por qué no quieres tener sexo conmigo y librarme de ir a ese lugar? ¿Por qué no me salvas? -pregunto mientras me levanto y camino por su salón. 

-¡Porque no puedo salvarte, Kate! -exclama con desesperación-. Tener sexo espontáneo no es la solución. ¿Para eso es para lo único que me quieres? ¿Eso es lo mucho que te importo? 

-Pues claro que me importas, Remi -aseguro-. ¿Por qué sino habría venido aquí y no a casa de otro? ¿Por qué sino habría acudido a ti y no a Sam? 

Me llevo una mano a la cara y me retiro el sudor de la frente. ¿Por qué toda esta situación es tan difícil? 

-¿Recuerdas cuando me encerraron en la jaula? Sam y tú prometisteis que os quedaríais conmigo pero sólo tú te quedaste mientras que Sam se fue para hacer de portavoz del mal. He pasado más tiempo contigo que con Sam y sigo sin entender por qué cada vez que hablamos de ti y de mí sigues sacándolo en nuestras conversaciones. Sam y yo somos dos personas, no una. 

-Vinisteis juntos y sois la pareja número uno, ¿recuerdas? Aquí todos somos packs -murmura. 

-¿Quiere eso decir que de ahora en adelante Remi y Tessa son lo mismo? -pregunto desafiante-. El Remi que yo conozco no es como Tessa y, Tessa no es como Remi. Y me gusta que sea así. -Hago una pausa para recuperar el aliento-. Por favor, Remi, ayúdame. A lo mejor después de esto cambian las cosas. Podemos cambiar las leyes. 

-No puedo acostarme con alguien que no me quiere -susurra mientras aparta la mirada. 

-No puedes porque tú lo haces, ¿verdad? Es por eso que no quieres hacer esto. No quieres que esto sea sólo una forma de librarme de mi destino y del de muchas chicas de aquí. ¿Crees que eso te hace mejor persona? ¿Crees que no tener sexo conmigo porque crees que no te quiero es mejor que dejar que esos gilipollas me metan su mierda en el cuerpo? 

-¡Está bien! -me corta mientras se levanta-. Para de decir esas cosas, te lo suplico. No... no puedo imaginarme algo así. 

Niego con la cabeza. 

-Lo haré, ¿vale? -declara mientras alza las manos en el aire en señal de rendición-. ¡Joder! -gruñe en voz baja-. Lo haré porque no quiero que le hagan algo así a la persona que quiero. 

Me paralizo unos segundos ante sus palabras pero, como siempre, la realidad supera a la ficción, por mucho amor o aprecio que sintamos el uno por el otro estamos entre la espada y la pared. Remi y yo nunca podremos estar juntos libremente en este mundo. 

-Vamos al cuarto de baño -me pide-. No quiero que Tessa se despierte en mitad de la noche y nos encuentre aquí abajo. 

-¿Has hecho esto antes? -pregunto mientras tomo su mano en la oscuridad. El contraste de las dos es casi poético. 

-¿En un cuarto de baño y a escondidas? No -asegura-. La primera vez que lo hice fue... -se detiene. Remi sigue siendo él y mantendrá su pasado oculto hasta que no tenga más remedio que sacarlo-. No es así como me gustaría hacerlo, la verdad. 

-Tampoco es que a mí me apasione la idea, ¿sabes? -digo con cansancio-. Pero haré lo que sea con tal de no pisar de nuevo ese edificio a no ser que sea para salir de aquí. 

-Esta semana tienes que contarme absolutamente todo lo que vistes allí dentro, ¿vale? -me pregunta con intensidad-. Cada cuadro que viste, cada puerta, pasillo, escaleras o cartel. Todo lo que hay dentro de ese lugar puede ayudarnos a escapar. 

-Si logras pasar las vallas y a los vigilantes con pistola -le recuerdo. 

Remi niega con la cabeza mientras me deja pasar al interior del sencillo baño. 

-¿Estás lista? -pregunta mientras me mira a los ojos bajo la única luz del baño. 

-¿Lo estás tú? -pregunto, tras tomar una bocanada de aire. 

-Aquí nunca estaremos preparados para nada -murmura con muchísimo pesar-. Pero no dejaremos que esos bastardos te toquen ni un pelo -asegura antes de apagar la luz y convertirnos los dos en oscuridad. 


LA NUEVA SOCIEDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora