Sé que este es el momento en el que he dejado de ser Kate Washington. Está claro. Kate Washington nunca tendría que haber visto el cuerpo de una chica más joven que ella desangrándose hasta la muerte. Kate nunca tendría que haber sido la responsable en esa situación; la adulta.
Y, es por eso, por lo que han tenido que sacarme de allí sin recuperarme del shock. Sí, sé que me he ido por mi cuenta. Sé que he caminado por los pasillos de la casa de Violet, la chica que se ha suicidado. Perdón, ha sido asesinada indirectamente. Nadie la ha tocado para matarla pero han cambiado tanto su mente que Violet ha hecho algo que nadie de su edad, o de cualquier otra, debería de verse empujado a hacer.
Realmente no recuerdo las caras que vi pasar a mi alrededor mientras me guiaban hasta «La jaula». No recuerdo haber entrado en ella o que me quitaran las esposas. Me he dejado llevar como si los vigilantes fueran el viento y yo una hoja de otoño caída de uno de los árboles más grandes y hermosos del parque.
Fred, el bibliotecario, está sentado en la pared contraria del lugar. Las paredes son de ladrillo rojizo y viejo. Como si este lugar hubiese sido construido hace muchos años y los ladrillos hubiesen comenzado a desprenderse poco a poco. Lo único que le da al lugar es un toque mucho más deprimente, oscuro y desagradable. El suelo es de tierra y cada vez que te mueves el polvo comienza a flotar a tu alrededor y a ensuciar la ropa. Supongo que dentro de un rato estaré como Fred; tirado en el suelo sin importar la suciedad en mi ropa o mi cara porque el hambre y la sed pesan más. Pesan tanto que quizás te plantees dejar de luchar y de tratar de escapar. Tal vez mañana Fred sea un ejemplo a seguir de ciudadano perfecto. «La jaula» sólo es otro tipo de lavado de cerebro. Como si la tierra te tragara y te alejara de todo. Incluso aquí abajo hace más calor, cuando debería de ser al contrario.
-¿Eso es sangre? -pregunta Fred mientras me señala.
Levanto los brazos y veo la sangre seca en mis manos e incautada en mis uñas. Cierro las manos en puños antes de comenzar a frotarlas contra mis pantalones para deshacerme de ella. O, al menos, intentar quitar algo. Mis pantalones reglamentarios recogen parte de la suciedad y todavía más de esta cuando me siento en el suelo y con la espalda contra la polvorienta pared.
-¿Es tuya la sangre? -niego con la cabeza.
Una chica llega, supongo que la compañera de Fred, por como le habla. No puedo verle bien la cara desde aquí por lo que realmente no puedo identificarla.
-¿Kate? -grita Sam desde la superficie-. Estoy aquí, ¿vale? Y Remi también. Vamos a quedarnos contigo toda la noche, ¿vale, Kate? -continúa gritando. Asiento en respuesta-. No te preocupes, Kate. Mañana te sacarán de aquí. -Hace una pausa y casi pienso que ha terminado de hablar-. Tengo que irme un momento para anunciar una cosa pero te prometo que volveré después. Remi se queda contigo, ¿vale? Él no va a moverse de aquí.
Continúo asintiendo incluso mucho tiempo después.
-El representante de los inversores del proyecto L.N.S me ha comunicado que mañana todas las parejas que cuenten con dieciocho años realizarán una excursión guiada al edificio principal de la isla -escucho anunciar a Sam, obviamente a través de lo que parece ser un micrófono.
Escucho las quejas de los jóvenes que se encuentran más cerca de la jaula. Fred incluso se ha puesto de pie para escuchar mejor el discurso.
-Sé que tenéis dudas al respecto pero, creedme, no sé mucho más que vosotros -asegura Sam-. En lugar de ir al trabajo, mañana, estas parejas deberán encontrarse en la plaza.
-¿Remi? -pregunto mientras me levanto.
-Sigo aquí, sigo aquí -asegura mientras deslumbro una mano que se cuela por los barrotes.
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LA NUEVA SOCIEDAD
Teen FictionUn día estás haciendo tu vida normal y al siguiente estás siendo secuestrada. Bienvenidos a «La Nueva Sociedad». 20 chicos y chicas de entre 16 y 18 años han sido trasladados a un lugar recóndito del planeta, en el que tendrán que dar su vida, in...