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El camión se detiene frente al edificio de hormigón y con cristales de espejo en el que pasamos un tiempo nada más llegar aquí. Aquí fue donde nos despojaron de nuestra identidad por primera vez, privándonos de nuestros objetos personales y convirtiéndonos en unas aburridas copias estándar. 

El chico con la cabeza casi totalmente rapada y la complexión más fuerte de los jóvenes salta fuera del camión como si estuviese haciendo Parkour. Justo cuando está abajo se queda mirando hacia el camión. Concretamente, hacia la chica rubia y de ojos verdes con facciones rusas que lo mira con expresión de culpabilidad. 

Los vigilantes, quienes ya se han bajo del camión, agarran al chico por detrás con fuera. 

-Nos alegra saber que no hemos tenido que ayudar a bajar -gruñe uno cerca de la oreja del chico. 

-¿Ivy?  -llama el chico. Como si esperase que la chica se explicase. 

La chica se encoge de hombros y baja la mirada. 

Mi instinto me dice que los dos habían planeado algo para hoy y que la chica ha fallado. ¿Por qué demonios no me sé los nombres de todos? No es como si fuésemos muchos. 

-Abajo todos -ordena el vigilante más viejo mientras abre la puerta trasera del camión militar. 

El hombre nos ayuda a bajar del camión como lo hizo cuando subimos y nos ordena que lo sigamos sin hacer ninguna locura. Ahora sabemos que si nos cogen intentando escapar nos esposaran las manos a la espalda como han hecho con el chico que sabe Parkour. Puede que si llegamos más lejos incluso nos peguen un tiro. ¡Total! Ya han dejado que una chica se suicide seguro que otra pérdida más no les supone ninguna diferencia.

Esta puerta también cuenta con las misma siglas fundidas en metal dorado que la puerta que da a las pistas de aterrizaje-despegue. 

El interior no ha cambiado. Mismos pasillos anchos, mismas paredes blancas, mismos cuadros que retratan el planeta y a su gente. 

-¡Bienvenidos, sujetos! -saluda Douglass Owen cuando cruzamos las puertas de entrada en fila. 

Todos nos quedamos congelados un momento. La impresión de ver al mismo hombre que se hace llamar el representante de los inversores  es algo para recordar. Sobre todo después de que el tío no haya dado la cara de nuevo y se esconda detrás de Sam. 

-Zalupa -gruñe la chica rubia con facciones rusas detrás de mí. 

Douglass Owen fija su mirada en ella y sonríe con malicia. 

-No puedo hacer este tour con vosotros pero, con suerte, ella va a ser vuestra guía de hoy -anuncia Douglass mientras una mujer, que debe rondar la edad de mi madre, hace su aparición. 

Viste un uniforme blanco, sencillo y perfectamente planchado que luce la placa de metal con las iniciales L.N.S en el bolsillo de la bata. 

-Bienvenidos al edificio principal -comienza a decir la mujer con una voz más grave de la que esperaba escuchar-. Seguidme, por favor. 

La mujer no espera por nadie y echa a andar sin más dilación. Los vigilantes nos escoltan y prestan especial atención a el chico del parkour, quien camina muy pegado a la chica rusa. 

Sí, lo sé, eso de los apodos no se me da muy bien. Y tengo una memoria tan deficiente que he olvidado sus nombres después de haberlos leído en sus expedientes. 

-Sam -susurro-. ¿Sabes cómo se llaman esos? -pregunto mientras señalo disimuladamente con la mirada. 

-Ivy y Koby -responde en mi oído.

LA NUEVA SOCIEDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora