Estado de Washington (presente) Madison Washington POV.
Los titulares de todo el país sólo hablan de los mismo. Llenan páginas y páginas con información y fotografías sobre los veinte jóvenes que han sido secuestrados a la misma vez en varios institutos del país y siguiendo el mismo modus operandi. Sin embargo, nadie parece hacer nada. Los policías han recopilado tanta información diferente como han querido y nadie ha obtenido respuesta.
En el momento en el que Kate desapareció yo estaba en mi clase de gimnasia practicando con el equipo de baloncesto; siempre he sido la hermana deportista de las dos. Ninguno de los que estábamos allí nos enteramos de lo que había pasado hasta después de que la policia irrumpiera en el lugar y nos sacara de allí bajo susurros de terror por el miedo a haber sufrido un atentado en el colegio.
Los alumnos infundían el miedo en otros propagando en susurros nerviosos que uno de los chicos había traído una pistola a clase, otros hablaban de bombas y algunos de una redada antidrogas. Ninguno tenía tanta imaginación como para sospechar lo que en realidad había pasado.
Dos alumnos, Kate Washington y Sam Garrett desaparecieron hace unos días. Demasiados, de hecho.
La cara sonriente de Kate sale en todos los periódicos junto con la de los otros veinte chicos. Por supuesto, nosotros nada más que tenemos ojos para ella. Es a la que siempre buscamos en las noticias, en los periódicos e incluso el nombre que esperamos escuchar en la radio.
La habitación de Kate se ha convertido ahora en un museo. Mis padres han colocado en la puerta un cristal imaginario que no te permite pasar al interior o tocar cualquier objeto de la habitación. Todo está tal y como lo dejó Kate esa fatídico día. Su cama revuelta, su pijama tirado en la silla del escritorio, un vaso con agua en su mesilla de noche... Cosas de ese estilo que sueles encontrar en la habitación de todo adolescente.
Mi hermana y yo solíamos compartir toda nuestra ropa. Ahora mamá no me deja que tome nada prestado del armario de mi hermana, incluso cuando cabe la, esperamos, remota posibilidad de que nunca más la volvamos a ver.
Nadie en esta familia ha comenzado a plantearse la idea de que Kate puede estar ya muerta. Las primeras horas son cruciales cuando desaparecen chicos tan jóvenes pero... sabemos exactamente cómo y de dónde ha desaparecido Kate. Sabemos que esté dónde esté no está sola. Secretamente espero que no se la hayan llevado para hacer experimentos con humanos. Mamá reza a todos los dioses de los que conoce el nombre para que nadie haya puesto un dedo encima de ella y papá... Él sólo blasfema que matará a todos los hijos de puta que se la han llevado.
Cuando un hijo desaparece comienzas a proteger al resto de tus hijos todavía más. No quieres cometer el mismo error. Los institutos de todo el país han extremado la vigilancia ahora. Los padres no dejan a sus hijos ni un minuto solos. Sobre todo si están entorno a la edad de los chicos secuestrados. Temen que un ataque así se pueda repetir.
Hay muchas teorias sobre la desaparición. Algunos padres incluso han comenzado a vender sus testimonios a las revista y a las productoras de reality shows. No pasa un día en el que un periodista no se pasee con su furgoneta por delante de casa para comprobar si seguimos sin querer hacer declaraciones o nos queremos vender como otros padres.
La purga, lo llaman algunos. La purga del gobierno para deshacerse de los chicos y de las chicas que no valían nada. Pero las pruebas dicen lo contrario. Nadie quiere deshacerse de los jóvenes que tienen un brillante futuro por delante.
La CIA, lo llaman otros. Los chicos desaparecen misteriosamente y son entrenados clandestinamente para ser parte de la CIA e infiltrarse por todo el mundo pero... tampoco creo que ellos estén en lo correcto.
A estas alturas todo el país conoce sus caras.
Y, la última, los terroristas han secuestrado a los jóvenes para acabar con las personas a las que apreciamos y queremos, los más débiles; los hijos. Se los han llevado lejos.
Las personas que divulgan esta teoría dice que es sólo cuestión de tiempo antes de que nos manden un video de ellos en algún lugar de Oriente.
-Pienso ir a la policia y quejarme -suelta mi madre tan nerviosa que el acento alemán se le escapa.
-Erika, por favor -pide mi padre con tranquilidad.
-La policía se está encargando de todo -asegura la madre de Sam, el compañero de clase de Kate que también ha sido secuestrado, mientras rodea a mi madre con un brazo.
La mujer utiliza un tono que parece ser más para tratar de convencerse a sí misma que a mi madre.
La familia de Sam también está hoy en nuestra casa. Son de cierta forma muy parecidos a nosotros. Una casa en una calle a las afueras y poco transitada, unos trabajos estables y dos hijos.
El hermano de Sam, Davis, tiene diecinueve años y ha venido desde la universidad nada más enterarse de lo ocurrido. Ha estado apoyando a sus padres tanto como lo he estado yo. O incluso más, debido a que Davis sale con el coche cada vez que puede para buscar alguna pista.
-Tengo pensado hacer un viaje por carretera para buscarlos -susurra, inclinandose hacia mí en un lado de la habitación desde donde observamos a nuestros padres.
La tragedia ha unido a nuestras dos familias.
-Estás loco -suelto.
Davis habla muy poco. Casi siempre tiene la misma expresión en la cara y se limita a observar lo que hacemos los demás.
-Voy a ir a los lugares donde no han secuestrado chicos -me explica, parándose frente a mí para así tratar de convencerme de que su idea es la obra de un genio.
-Puede que no estén ni en el país -apunto con derrota-. Ya has oído las teorías.
-Teorías -señala-. La gente dice muchas cosas estos días -murmura-. Si creyésemos todo lo que sale de sus bocas...
-No me gusta lo que sale de sus bocas -aseguro-. Yo sólo quiero que Kate vuelva a casa y que todo vuelva a la normalidad.
Davis asiente lentamente. Él también quiere que su hermano pequeño vuelva a casa. Pero nada volverá a ser normal. No podemos borrar lo que ha pasado. Quizás nunca puedan olvidar el cañón de las pistolas apuntadas a sus cabezas o el sonido de los motores de los camiones en los que se los llevaron. O, incluso, cosas más abominables.
-¿Tus padres también han convertido la habitación de Sam en un museo? -le pregunto mientras cruzo los brazos por encima de mi pecho y hazlo un poco la mirada para verle los ojos azul oscuro.
-Han cerrado la habitación con llave y ya está -responde-. No quieren entrar en ella o que se pueda ver el interior desde el pasillo.
-No han querido tocar nada, ¿verdad? -adivino.
Niega.
-Creo que tienen miedo de estar profanando los objetos de Sam. Lo que me parece una tontería...
Se detiene. Sé a qué se refiere; le parece una tontería que quizás estén esperando la llegada de alguien muerto que jamás podrá volver a usar sus cosas.
-No sé pero... todo esto me da mala espina -confiesa.
Y no tengo otra cosa que hacer que estar de acuerdo con sus palabras.
¿Pensabais que Kate sería la única narradora? ¡Pues no! Bienvenidos al OTRO LADO. Aquí descubriremos lo que pasa en casa cuando uno desaparece.

ESTÁS LEYENDO
LA NUEVA SOCIEDAD
Dla nastolatkówUn día estás haciendo tu vida normal y al siguiente estás siendo secuestrada. Bienvenidos a «La Nueva Sociedad». 20 chicos y chicas de entre 16 y 18 años han sido trasladados a un lugar recóndito del planeta, en el que tendrán que dar su vida, in...