1: La fuerza del destino. 🚔

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—¿Te gustaría bailar? —recuerdo un fulgor en sus ojos, yo no sabía cómo actuar

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—¿Te gustaría bailar? —recuerdo un fulgor en sus ojos, yo no sabía cómo actuar.

     La vulnerabilidad estaba de mi lado, aunque detestaba cierta parte de aquella sensación, sentirme a la intemperie ante sus manos, la felicidad desnuda en sus ojos causaban un escalofrío en mi columna vertebral.

—Sabes que yo no hago esas cosas... —el tono de mi voz fue levemente elevada, ser agradable o sensible no era algo sencillo para alguien como yo.

Él me ofreció una sonrisa amplia, sus orbes vida se fijaron en mí y sólo en mí. Ante él era débil, muy débil, lo detestaba.

—Después de la graduación... Yo... —Su visión fue para acabar sobre el pasto, y un aura melancólico absorbió mis sentidos.

—¿Tú qué?

—Mamá quiere mudarse... Y...

Estaba enfurecido, ¡se iba a ir! Me iba a dejar solo...

—¡No! No puedes irte—. ¡Yo no quería! No quería hacer lo que hice, pero mis manos se habían movido por si solas, ante la ira cegadora me era imposible continuar en paz.

Los puños no eran la respuesta, pero era la salida más fácil. Así como habían iniciado, fueron detenidos por cierto salvador al menos ante mis ojos. Por que si él no hubiese llegado yo, no sé que hubiese llegado hacer.

Todoroki...

Entonces el tiempo hizo su trabajo: avanzar.

***

Las sirenas de los autos suenan a gran fulgor, el cielo nocturno reclama silencio, sin embargo, nosotros no lo permitimos, continuábamos haciendo nuestro labor. Ansío llegar al frente y dejar muerto a golpes aquel desgraciado.

—¡Formación de barricada!, ¡ya, ya, ya! —Se escuchan los cambios de cartucho de algunas armas. Nos protegíamos detrás de las barricadas, dentro de poco llegaríamos hacia aquella editora cual ahora parece más bien un centro minado.

—¡Vamos Ilda!, ¡déjame ir!, hacer esto nos hace ver débiles —, el arma de fuego se difumina con los guantes ásperos color ceniza que traigo.

—¡Entiende Bakugou!, no estás solo. Si te dejase ir sólo me harías ver un mal jefe de ésta operación. No deseo saber lo que diría Tsuragamae.

—¡Tsuragamae sólo me limita!

Una gran explosión denotada justo en el interior del edificio enciende todo el sitio. Fue un sonido terrible, ¡maldición! Mis tímpanos.

—Shouto, tras la barricada haremos que te confundan e ingreses al edificio, localiza a Monoma Neito, cuando lo hayas hecho, comunícate por el radio. —Ilda sostiene el hombro del policía de quinta, este observa con serenidad todo.

—¿Y yo qué?, ¿sigo jugando a las escondidas? —Me estoy empezando a impacientar.

—¡Bakugou!, ¿entiendes que hay vidas en peligro dentro?, por que yo sí entiendo eso, no quiero a nadie muerto... Así que te recomiendo que escuches mis órdenes.

—¡Tenya! Hay diez civiles en la zona, deberíamos movernos más rápido. Hay como dos omegas.

¡Maldita sea!

—Eso tratamos, Shouto.

Nuestros pasos eran pesados, el chaleco antibalas me hacía sentir gordo, además que evita mi máxima movilidad. Somos alrededor de doce hombres, en frente está Ilda, a continuación Todoroki para seguirle yo.

Él me mira y yo me tenso.

—No hagas nada estúpido —, la garganta se me cierra. Lo odio... Realmente lo odio. Veo como Shouto corre con fulgor detrás del edificio, como desprecio trabajar junto a él.

—¡Protejamos la entrada! —oigo la voz de Tenya pero el coraje hace que sus ordenes sean obstruidas por mi. —¡Bakugou, espera!, ¡no!

Demasiado tarde, termino tras el gran edificio, está en total oscuridad, las sirenas de los autos apenas son perceptibles. Subo por las escaleras y al entrar el silencio es absoluto.

Continuo por unas escaleras, ¡joder! No veo nada. Entonces caigo en ciego, se escucha la molestia de alguien más, calor, lo primero que soy capaz de apreciar es calor.

—Mierda... —digo a cansancio, mechones verdosos acaparan las palmas de mis manos.

—¡K-Kacchan! —las luces del exterior iluminan poco a poco su rostro.

—De... Ku...

Fin del capítulo 1.

El sabor de la piel | Boku no hero academiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora