Serenar su mente nunca ha sido una acción sencilla, su temperamento conllevó a separarlo de la persona que más amaba, perder ante un alfa disminuyó su clasificación. Ahora su resguardo es ser el mejor policía de Hosu, y en sus acciones volverá a ver...
"Los amantes experimentados saben que el amor se anuncia incluso antes de aparecer"
Anónimo
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La persona que amo es rara. La mayoría de la gente verá lo extraño como algo malo, un tema turbio de tocar. Sé que soy el menos indicado para hablar sobre el tema, porque yo estoy igual de dañado que una licuadora descompuesta. Entonces, cuando él ya no estuvo a mi lado, supe que lo amaba. Supe correctamente el por qué de éste miedo de quedarme solo, del pavor de sólo verlo con alguien más, de estos celos que en realidad no eran celos, de todo. Que todo ése todo era algo imposible.
La persona que amo, esa persona, ¡qué paciencia tiene! Por eso digo que es rara, cualquier otro ser con una pizca de razón me hubiese dejado de hablar al momento de haber cruzado tres palabras conmigo. Hay excepciones, no hablo de él en particular. Yo no estoy bien, mi madre lo sabe, mi padre también, yo lo sé. Sin embargo, lo de pedir ayuda nunca ha sido lo mío.
Cada año, a mediados de febrero, la escuela hace un festival, de ésos donde te pintan todo rosa y hay corazones en cada puerta de un salón. Todos los grupos están obligados a realizar una actividad. Hace un mes, tuve sexo con Deku. No sé cómo llamarle a lo que somos ahora. Pero sí sé lo poderoso y frustrativo que puede ser un beso.
—No usaré eso, es del diablo, el mismo satán lo ha creado —exclamé asqueado. ¡No usaré ésa mierda!, ¡no lo haré!
—¡Por favor, Kacchan!, ¡para la obra! Es muy importante para mí.
—¡No!, parezco jamón mal envuelto con ésa cosa.
—¡Vamos Katsuki!, ¡es el último ensayo! Todo debe salir perfecto, habrá muchas chicas lindas. Uraraka ya se ha puesto el traje —sonríe —. Además es tu culpa por no querer ayudar en nada.
—¡Cállate Mineda!, ¡jodido pervertido!, ¡todo esto es tu culpa! Seguramente ni siquiera sabes coser un parche —. Minoru corrió despavorido hacia Deku, justo detrás de él.
—¡Haz algo, Midoriya! Va a destruir la obra y mis bellos trajes —el enano con cabello afrodisíaco temblaba.
Deku observó un momento a Mineda, le sonrió, volteó a mirarme como si un plan luminoso llegara al rescate. Me tensé, no soportaba tomarle la mirada, porque ahí me quedaba y nadie podía sacarme. Mejor prevenir que lamentar.
—Kacchan, ¿podríamos charlar un momento en los vestidores?
—¡Que no me pondré el disfraz, Deku! ¡Es imposible que Caperucita Roja se enamore de un puerco café!
—Kacchan, sólo serán unos minutos.
Confieso que, nunca fui capaz de entender correctamente la sensación que Izuku hacía en mí hasta ya muy tarde. Su voz apacible es un rompecabezas imposible de armar, pues nunca sabía que podía encontrarse en la imagen. Llegamos a los vestidores, donde minutos antes varios compañeros cambiaban de vestuario. Ahora está en un silencio incógnito.