Serenar su mente nunca ha sido una acción sencilla, su temperamento conllevó a separarlo de la persona que más amaba, perder ante un alfa disminuyó su clasificación. Ahora su resguardo es ser el mejor policía de Hosu, y en sus acciones volverá a ver...
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—¡Deku! ¡Deku!, ¿a dónde vas?, ¿¡te atreves a ignorarme!? ¡¡DEKU DE MIERDA TE ESTOY HABLANDO!!
Seguía a Izuku por los pasillos solitarios del instituto. Hace cuatro días; Midoriya no había asistido a la escuela, hace cinco días tuve relaciones sexuales con Midoriya por primera vez. Me había aprovechando de su situación, de su hipnotizante celo, de su cuerpo... Sería una cruel mentira si aceptara que no me gustó, que me fue un acto asqueroso o vil, quizá malévolo sí, pero asqueroso no lo fue. Mas la culpa de haber abusado de un especie de amigo ahorcaba mis principios inculcados por mis padres. Puede que sea un maldito bravucón, pero hasta yo sé que una violación es horrible, un secuestro espantoso, un asesinato perturbador. Si por mi fuera, golpearía a todos los malditos asesinos, secuestradores, violadores y drogadictos con mis puños.
Poco me preocupaba si le había dicho a alguien lo acontecido, él tenía todo el derecho a recriminarme y acusarme.
Sus zapatos de un rojo cegador continuaron haciendo andadas presurosas a no sé dónde. Había ido anteriormente a su casa para disculparme, para decir que no fui yo quien actuó en ese momento abrazado a la lujuria, esa maldita lujuria que se encendía en llamas por su cuerpo. Su madre me decía que estaba indispuesto, enfermo o no se encontraba en casa, yo sabía que era mentira, desde mi ventana podía ver la suya, ahí se hallaba, tratando de superar la situación u olvidarla. No pude evitar la atracción que provocaba en mí todo de él. Entendía por qué huía; profané su anatomía de mil formas, ansiaba disculparme pues la culpa es dolorosa. Como no soy bueno disculpándome, la situación empeoraba con las reacciones de Izuku. Finalmente alcancé su mano, evitando su caminar. Tragué saliva ante la reacción de mi piel con la suya.
—Deku... Yo.
No volteó a mirarme, quedó mudo ante mí. Sólo su respiración agitada me describía lo nervioso que está.
—Ah... —susurró Midoriya.
—¡Voltea a verme la cara, idiota! —cerré con pesadez mis ojos, no era el momento indicado para insultar, ya era parte de mí, así que no pude evitarlo.
Una inmensa contracción a mis sentidos se estalló cuando sus ojos se dignaron a verme. Un miedo enorme se dibuja, inseguridades que deseaba desatar. Quedé helado al verlo, ¿cómo podía siquiera tomarle la mirada?
—K-Kaccha... ¡Ah... Yo! —tartamudeó —... EH ¡Ahh!
—¡Habla de una jodida vez que no entiendo nada! —aspiré —Mira Deku, lo de la última vez... Entenderé si ya no quieres hablar conmigo y que nuestra delicada pasada amistada quede anulada para siempre. Sólo quería decirte que lamento haber hecho lo que hice, no existen palabras suficientes para describir lo arrepentido que estoy. Nunca creí que llegaría tan lejos —empecé a decir directo al grano— sé que me he propasado contigo con insultos y... Tch... ¡Pero juro que nunca había tenido intención de tocarte de tal manera!
—¡Ése es el problema...! —gritó nervioso, bajó su mirar al suelo y con voz inaudible dijo:— M-me gustó.
Para mí, aquello era una clase de permiso. Con mis extremidades lo tomé de los brazos para besarlo, era la primera vez que lo hacía, nunca y creó que jamás podré controlar mis impulsivos impulsos, válgame la redundancia.
Intentó resistirse girando su rostro a los lados sin saber que con ello incidía mis deseos por poseerlo. Apretó sus labios, evitando que pudiese entrar a su interior. Quejidos brotaban de su boca, quizá pidiendo auxilio. Entonces por fin divagué su cavidad vocal, robando su esencia y sabor, caliente y mojada. Sucumbió a mi boca como yo a él, absorbía sus labios con anhelo. Mordí su labio inferior en ocasiones, mis manos terminaron en sus caderas, apresando su calor. Me emborraché de su saliva, me atasqué en su cintura y obsesioné de su calor.
Todo lo bueno en éste mundo debe terminar, así como el oxígeno de nuestros organismos. ¡Maldita falta de aire! Él está completamente rojo, de sus orejas hasta el cuello, igual de tentador que una manzana fresca. Sus dedos posaban sobre mi pecho, dejando ir mi camisa escolar.
—¿Qué pasa? —pregunté — ¡Contesta, mierda!
—No... Nada.
—¿Crees que tienes la capacidad de mentirme, Deku?
—Yo jamás...
—Te lo volveré a decir, ¿crees que puedes engañarme?
—Es que... Siempre me pregunté cómo sería un beso tuyo —su voz salió inaudible. Aquello me parecía irreal.
—¿Y estuvo bien? —sinceramente, este no era ni será mi primer beso, la única diferencia la cual despertaba igual que una mañana de verano, era que, éste beso en particular, encendía ferviente unas ganas indescifrables.
—¿Eh...?
—¡Que si estuvo bien, joder!
Se puso colorado hasta la coronilla, estupefacto decían sus reacciones, avergonzado como para articular algún sonido. Me enteraría en un futuro próximo, por alguien quien no era él, que fui yo el cual le desterré su primer beso, inconsciente en segundo año de secundaría. Frustrado por no poder recordar algo que reflejaba ser inolvidable, invité a Deku tomar un helado de regreso a casa. Dando inicio a un amor inaprensible.
Con el tiempo comprendería la fachada del amor; doloroso, complicado y sufrible, pero que sufrirías siempre, igual que un masoquista atado una ideología suya. Un amor enfermo, obligado a concluir en llanto.
***
El informe contenía —según lo que llegué a leer— un atentado a la vida de un viejo senil que cuidaba de una bebé; su nieta, ya que su madre había muerto por razones aún desconocidas sería quien heredara sus acciones. El viejo era ex líder de una banda de narcotraficantes de un país extranjero, Kai Shisaki, un conocido cercano de la familia, intentó persuadir al antiguo líder sin logro. Trató de asesinar al anciano para heredar su lugar y desaparecer a la niña. Sus cómplices, Toga y Jin, quienes con anterioridad habían trabajado con él, no estaban de acuerdo con su plan. El viejo había decidido contener una vida tranquila sin malos pasos, por ello, decidió tomar una residencia estable, cerca de escuelas y comercio. Actualmente el anciano y Shisaki está en proceso para ir a juicio, mientras que, los cómplices por tener delitos menores, estarán encerados ciertos días hasta que alguien pague una multa o la fecha llegue.
Es lo que entendí en lo escrito para intentar distraer mi mente de Deku. Fue imposible, quién mierda sabe cómo, pero su imagen se aparecía detalladamente ante mí. La ansiedad se propaga en la sala de estar donde recinto, acongojado por ser un inútil en el arte del amor. Mañana lo vería, emocionándome por cuestionamientos de cómo iría vestido, si es tangible llevar rosas, entonces nació la pregunta más terrorífica: ¿Iba a tener una cita con Deku? Un pánico se apoderó de mi cordura.
Intentando buscar grietas a una barda de restricciones hacia la aventura loca del estúpido romance, ya que, nunca fue mi mejor arma. Ahora vivía delimitado a mis necesidades básicas, sin buscar más a lo laboral. Temía a por mayor, corromper algo tan lindo y hermoso como lo es Izuku Midoriya. ¡Ahg, maldición, qué martirio!
Tendré una cita con Izuku.
Para calmar el agitado corazón, decidí comer, sin embargo, caí a tropezones con un bulto del suelo: eran unos de tantos comics de Midoriya. Empuñado por el señor curiosidad, tomé el primer libro. Como Kirishima explicó con índole de Deidad, la historia "Boku no Héroe Academia" trataba de un mundo conjugado a la fantasía, donde héroes ya era una palabra real y la humanidad contraía poderes inimaginables al nacer. Es sorprendente hasta donde llegan los deseos de la imaginación. En una noche ya terminaba el capítulo ciento cuarentena y tres de la historia y la alarma vociferaba para ir a trabajar.