—¡No es necesario, de verdad!
—¡No me vengas con esas estupideces, Deku! A una madre jamás hay que decepcionarla. ¿Qué seríamos nosotros sin ellas? Que de alguna, y quién mierda sabe cómo, pueden levantar una muralla con sus palabras —inquiero, recordando una etapa de mi vida la cual parecía tan lejana ahora.
—Kacchan... —levantó un poco el mentón para verme—. Eso es muy hermoso... —opinó, de manera que me sentí avergonzado, ¿dije algo para admirar? Sólo dije lo que pensaba.
Volteé a otra dirección con las manos en los bolsillos de la chaqueta, no creo merecedor ni de oírlo. Tomé el informe, el cual sin tener que emitir voz o sonido, ocasionaba un nerviosismo en mi interior por la información que yace en él. Caminé al pagar el café seguido de Izuku.
—¡Kacchan!, ¿qué haces? ¿N-no piensas subir a ese auto, verdad? —preguntó, detallando mi precioso automóvil estilo clásico, inmediatamente, una lejana escena acaparó mi mente.
Era gracioso, ya que, no era solo yo quien tenía constantes recuerdos sobre su juventud.
—Creí que eras un policía..., ¿no está mal lo que haces?
—Deja de hablar, Deku, es mi auto, yo lo compré. Abandona tus ilusiones, que no volveré a subirte en un automóvil que no sea de mi propiedad, aprendí con lo de la última vez.
Izuku rió nerviosamente, rascándose la nuca con sus pupilas en el suelo, subió al coche. Mi Rayo Macqueen rugió con una veracidad digna de un león. Sonreí soberbio, dispuesto a conducirnos al único aeropuerto. Midoriya se encogía en el mismo asiento, así como lo hace un girasol que se le ha ido el señor sol, recordándome lo incómodos que ambos estamos, ninguno daba puntapié a la pena, para atraer a la determinación. Empecé a conducir. Estar a su lado hizo que mi corazón comenzara a palpitar con fulgor, eran diez centímetros los cuales evitaban que yo lo tocara y exigiera sus labios como míos, su calor como mi aire. Quería preguntarle y decirle tantas cosas; ¿cómo te volviste dibujante? ¿Estás casado? ¿Tienes hijos? Amm..., ¿cómo te volviste más hermoso?, si ya lo eras. ¿Quieres dominar el mundo con tu pureza? Porque no te permitiré, no permitiré que nadie te toque, sabes lo egoísta que soy. Mi respiración se aceleró.
Apreté el volante, siendo testigo de cómo las yemas de mis dedos tomaban un color blanco. ¡Maldición! No soy quién para exigir algo de Deku, saber aquello mataba lentamente mi autoestima. Su respiración es profunda, obligándose a estar tranquilo. «Yo sé que no lo estás». El semáforo se puso en rojo, peatones cruzan la calle, podría encender las sirenas y adelantar nuestra llegada hacia el aeropuerto, pero no deseaba disminuir mi tiempo con Izuku. Lo miré, juega con sus dedos, intentando buscar un remedio ante la maldita tensión albergada en nuestro aire, su mandíbula está tensa, quizá por la frustración. «No eres el único frustrado», su camisa blanca tiene el botón del cuello abierto, unas disueltas y rebeldes pecas se adornan en su dulce cuello, de colores marrón claro, formando una especie de galaxia muy pequeña, su cabello; de un carbón a medio quemar, volviéndose un verde profundo y de aroma a shampoo de frutas, se mueve a culpa del viento.
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El sabor de la piel | Boku no hero academia
FanfictionSerenar su mente nunca ha sido una acción sencilla, su temperamento conllevó a separarlo de la persona que más amaba, perder ante un alfa disminuyó su clasificación. Ahora su resguardo es ser el mejor policía de Hosu, y en sus acciones volverá a ver...