21: Primera misión. 4⃣

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“—Siempre los inocentes son las primeras víctimas —dijo[...]”

•Harry Potter y la Piedra Filosofal.

—J. K. Rowling.

•*•*•*•

—¡¡Muere bastardo!! —Grité con furor hacia el hijo de puta que forcejeaba debajo de mí, podía sentir la tensión de sus muñecas, su respiración agitada y sus incesantes forcejeos que sólo lo lastiman más. Mi peso impedía que se levantase, mis manos hormiguean con ansias, quiero golpearlo, molerlo a golpes.

     Estaba tan enojado, tan molesto conmigo, con las decisiones de Tsugaramae, con la nula experiencia que supuestamente necesito. ¡Y para colmo de todo esto...!

—¡Bakugou, cuántas veces te he dicho que no corras de esa manera! —Todoroki llega exaltado hacia el callejón sin salida en la que se había metido el ladrón. ¡Para el colmo de la paciencia, me emparejan con este ser tan miserable! Algunos billetes y monedas se encuentran regados en el piso de asfalto.

—¡Cállate! Si hubiésemos hecho los dos lo que tú decías, nunca hubiéramos alcanzado a éste desgraciado.

—¡No! Es por esas acciones que haces que no nos dejen poner en misiones de mayor relevancia y estamos aquí persiguiendo ladrones de quinta y poniendo multas en parquímetros. Yo sé que en un futuro próximo seguiremos haciendo esto porque es nuestro trabajo, pero también sé que me colocaran en misiones de verdad, en casos serios, que harán que la adrenalina se cuele por mi cabeza. 

—¡Eso debería ser ahora! No debería estar persiguiendo a ladrones de tiendas que roban cajas registradoras, debería estar en una redada —levanté al maldito ladrón, obligándolo a meterlo en la parte trasera del auto.

—Tenemos veintiuno, Bakugou, aún nos falta experiencia, hace poco salimos de la Academia.

—¡Aahg, de qué sirvieron todos esos años si aún no consigo una tarea de verdad!

     Subí a la patrulla, era pequeña y de segundo uso, la más fétida que tiene toda la comisaría, Todoroki subió al asiento del copiloto: "Guarda silencio" me obligó. Tengo tan mala suerte, que nos enviaron justo después de graduarnos a la misma estación. Después de meter al sujeto que robó una pequeña tienda de abarrotes en una celda en la que podría salir después de un par de horas, estuvimos repartiendo multas a autos que no respetaban los parquímetros o las señales de discapacitados. Al finalizar casi nuestro turno, Todoroki se iba a otro lado para realizar un reporte. Debíamos hacer un reporte del día, ¿cuántas multas repartimos? ¿Cuántos pequeños asaltos? Etcétera, etcétera, y más mierda de etcétera. Entré a la oficina de Tsugaramae dispuesto a que me diese una misión, una en la que demostrase lo aprendido en la academia. Este era mi treintavo intento y no me iba a dar por vencido.

—¿Fuiste con Shouta Aizawa? —Aspiré furioso, la ventilación sonaba entre mis fosas nasales. Él ignoró mi petición. 

    Shouta Aizawa era el nuevo psicólogo de la comisaría que ayudaba a la mayoría del personal —era nuevo porque yo me encargué de que los últimos cinco de hace un mes y medio renunciaran—. Algunos trabajadores tenían ciertos traumas con asesinatos que hicieron por defensa propia o de alguien más. U otros traumas al ver gente desmembrada, descuartizada. Al ver cosas tan enfermas que no podían ayudarse a si mismos. Y de entre ese larga lista de personas estaba yo pero por razones completamente diferentes. Aizawa siempre tiene su cabello largo y despeinado, tiene ojeras debajo de esos ojos oscuros y una bufanda perjudida que lleva a todos lados.

El sabor de la piel | Boku no hero academiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora