16: ¿Puedo ayudarte? 🕒

2.4K 380 76
                                    

     —¡Te dije que bajaras hace más de media hora!, ¿no entiendes lo que digo?, ¿acaso hablo otro idioma? ¿Francés, mandarín, italiano, árabe? ¡Pues bien! Jjdgcdvdgv, hvurwhvr jgiwuvbef

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

     —¡Te dije que bajaras hace más de media hora!, ¿no entiendes lo que digo?, ¿acaso hablo otro idioma? ¿Francés, mandarín, italiano, árabe? ¡Pues bien! Jjdgcdvdgv, hvurwhvr jgiwuvbef. Listo, espero hayas entendido. Y ahora baja a cenar. ¡Maldición, Bakugou!

—¡Ahhgg, suéltame, bruja! ¡Joder me estás ahorcando con tus espantosos dedos de anciana!

Mi padre ríe ante mi debilidad ya sentado en la mesa. Me quejo de Mitsuki y arrugo la cara. Sólo había dormido un poco y esta llegó haciendo maroma y teatro en el cuarto. A regañadientes tomo asiento, la comida parece caliente.

—Por tu culpa he tenido que calentar la cena en el microondas —ella toma siento.

—Ni sé por qué has hecho esta comida tan pesada, ya no estás en edad de que comas tantas sales y condimento, deberías estar comiendo avena con pasas, vieja —siento un espasmo agudo en la nuca, ¡qué dolor! Maldita sea, su mano es pesada.

—Cállate, tengo más energía que tú ahora. Pero bien... Cuéntanos qué fue de tu día, descartando la fatídica noche.

—Qué importa lo que hice —tomo con desdén un pedazo de carne y la mastico. Trato de relajar mi ceño fruncido.

—Parece que algo interesante ha pasado hoy, ¿cierto? —gruño ante el comentario de mi padre.

—Eso parece —contesta ella.

—¡Nada ha pasado! Están tan viejos que alucinan —Mitsuki me otorga otro insufrible zape en la nuca.

—¿Has visto a Aizawa?

—Hace dos días, ¿por qué?

—Por nada —, sonríe. Esto no es bueno.

—¿Qué? Demonios..., suéltalo mujer.

—No tengo nada por soltar, sólo un buen zape que te dejará morado el cuello —suspira —. Tenemos ropa para una semana, recuerda que hay que lavar el vaso con el que te lavas los dientes y no tirar la ropa al suelo.

—Sólo pasaré la noche hoy —respondo de inmediato —, mañana me alojaré en un hotel, tengo un poco de dinero en mi cuenta. No es como si hubiese perdido mi trabajo —hubiera sido el colmo.

Ella me mira, aprieta sus labios y con una mano azota la mesa, mas yo no respondo temeroso a sus acciones. Le miro solamente esperando algún indicio que me diga qué la ha hecho enfadar.

—Tienes una casa aquí, ¿entiendes, Bakugou? No necesitas pagar por una porque aquí hay gente que se preocupa por ti.

—Olvidas que ya no soy un niño, tengo mis recursos. Puedo cuidarme solo.

—A mí no me vengas con esas estupideces, Bakugou, te quedarás en esta casa hasta que puedas reparar la tuya, mas no iras a un hotelucho que Dios sabrá quién estuvo ahí.

El sabor de la piel | Boku no hero academiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora