Capitulo 1

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Dolor.

Eso es todo lo que sentía. Desagarraba su cuerpo, hacia que su sangre hirviera y que sus pulmones no pudieran llenarse con el aire suficiente. Quería que terminara; rogaba porque se detuviera para poder descansar al fin.

Quizás estaba en el infierno. No estaba seguro si en el mundo mágico creían en Dios y el diablo. Los Dursley a menudo lo llevaban con ellos a la iglesia antes de entrar a Hogwarts. Quizás habían creído que Dios lo libraría de su anti naturalidad, cuando ellos se veían incapaces de hacerlo.

Hasta ahora eso no había ayudado.

De repente el dolor se desvaneció y Harry una vez más pudo respirar normalmente. No dudó de llenar sus pulmones con varias bocanadas de aire.

Mientras yacía jadeando por aire se dio cuenta de sus alrededores lentamente. Aves cantaban más arriba de él y más allá podía oír voces de niños. Harry sonrió ante la tranquilidad hasta que se dio cuenta de que algo estaba mal.

No se suponía que estuviera tan pacifico. Recién había luchado contra uno de los señores oscuros más importantes de la historia. La última vez que había mirado estaba en Hogsmeade, que se había vuelto un campo de batalla, cuando Grindelwald y sus seguidores decidieron hacer una visita.

Harry había marchado directo a la lucha, sin saber que Tom y los demás estudiantes de Hogwarts estaban allí. Cuando se había enterado, había tratado de llevar a la mayor cantidad posible, incluido Tom, de vuelta tras la seguridad de la protecciones de Hogwarts.

Dándose cuenta que aun no sabía si Tom había llegado bien a Hogwarts, Harry abrió los ojos y se sentó, para volver a caer cuando dolor recorrió su cuerpo.

Esperando que el dolor disminuyera para poder moverse miró el cielo azul sobre él. A su alrededor podía ver árboles y podía escuchar automóviles pasando mas allá. Muchos más automóviles de los que se suponía habían hacía cincuenta años. En realidad, no deberían haber automóviles alrededor, ya que supuestamente se encontraba en un poblado mágico. La tecnología muggle no funcionaba bien con la magia.

Harry se sintió drenado de energía. No sólo por el ataque, ya se había acostumbrado a ellos, si no por la gran cantidad de magia que había usado al lanzar la maldición asesina sin varita.

Se giró de lado y vomitó en la tierra. Cuando ya sólo tenía arcadas rodó nuevamente de espaldas, asegurándose de no yacer en el vómito. Ya se sentía lo suficientemente asqueado.

Sintiéndose ligeramente mejor Harry abrió los ojos una vez más, se sentó y pasó una mano por su cabello. Había matado a más de un puñado de personas pero no sentía lástima por sus acciones. Grindelwald había estado estorbando su vida desde que había sabido de su existencia.

Además, había sido una situación donde uno de los dos tenía que caer. Y Harry no estaba dispuesto a dejar a Tom mientras que el chico lo quisiera a su lado.

Mirando alrededor frunció el ceño. Estaba seguro de que ya no estaba en Hogsmeade. Estaba más bien en una plaza que le pareció extrañamente familiar. Estaba seguro de haber estado allí antes, aunque no sabía cuándo.

Los ojos verde Avada Kedavrade Harry se abrieron cuando recordó que había sido alcanzado por una maldición asesina, otra vez. Supuestamente debería estar muerto, pero ahí estaba, aún respirando aunque en estos momentos era doloroso.

-Supongo que no puedo ser normal, ¿cierto?- murmuró para sí mismo, viendo que no había nadie a su alrededor que pudiera oírle. Frotándose los ojos, suspiró-. Bueno, mejor me levanto, debo ir a asegurarme de que Tom está bien.

Le tomó dos intentos antes de que estuviera de pie. Se balanceó de un lado al otro mientras trataba de mantenerse de pie. Desapareció las orejas de gato de su cabeza. No necesitaba llamar la atención de la gente si alguien lo veía con orejas de gato. Ya había recibido suficiente atención durante toda su vida para querer atraer más.

Decido mi propio destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora