Capitulo 11

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Tenía un horrible dolor de cabeza y se sentía como si lo hubiera arrollado una horda de hipogrifos.

-Así que estás despierto. Comenzaba a creer que el "Enervate" no funcionaría.

Se le congeló la sangre en las venas al escuchar la familiar y paternal voz que conocía de sus días de escuela. Pero bajo ese tono pudo distinguir el odio dirigido directamente hacia él.

Lentamente levantó la cabeza y miró unos brillantes ojos azules. Cuando intentó moverse se percató de que estaba atado a una silla y sus manos amarradas frente a él con tanta fuerza que le cortaba la circulación.

No quería que Dumbledore usara Legiremancia en él, así que rápidamente alejó la mirada. Nunca podía saber si alguien se colaba en su mente porque no era bueno en Oclumancia. En lugar de ello intentó mirar a cualquier lado menos a los ojos del director. Para su satisfacción, Harry notó que el viejo parecía haber activado varias de sus trampas mientras estuvo inconsciente.

-Buenos días, profesor. Me gustaría decir que es un placer verlo, pero sería una mentira- dijo Harry solemnemente y miró su mano que aun tenía la marca de detención con Umbridge. Los años provocaron que la cicatriz se desvaneciera, pero todavía era visible. Pensaba en ella como parte de su colección.

-Imagina mi sorpresa, Potter, cuando regreso a mi oficina después de una agotadora noche en el Ministerio, y te encuentro desmayado en mi piso arruinando mi alfombra con tu sangre. Añade a eso que toda mi oficina está llena de Merlín sabe qué.

Harry no pudo evitar abrir la boca pese a las consecuencias.

-Pero, profesor, pensé que le gustaban los calcetines. ¿No fue eso lo que me dijo en mi primer año?

-¡Chico idiota! ¿No entiendes nada? Nadie sabe qué estás aquí. Deberías temerme en lugar de intentar burlarte de mí- exclamó Dumbledore danto una fuerte palmada en el escritorio.

Harry observó interesado cómo el calcetín en la barba del viejo se movió.

-Comparado con Voldemort, usted es nada.

-¿Cómo se siente, Potter, saber que la persona que te amaba ahora está tras tu sangre? ¿Saber que nunca podrán estar juntos porque él querrá matarte debido a la profecía?

Los hombros de Harry cayeron. Se había olvidado de la profecía, aunque esa era la razón por la que Voldemort fue por primera vez tras él.

-Y ahora es el momento en que debe decirme que la profecía era falsa y que usted la inventó para darle esperanza a la gente- dijo Harry con el anhelo disfrazado en su voz.

-No, Potter. La profecía es verdadera, yo estaba ahí cuando fue dicha.

Harry sintió que sus esperanzas se aplastaban antes de que pudieran crecer. Agachó la cabeza, rehusándose a que el director viera las lágrimas en sus ojos.

-Supongo que no hay nada qué hacer al respecto. Pero se da cuenta de que soy yo el único que puede matar a Voldemort. Y para ser sincero, no tengo ganas de hacerlo.

Para su sorpresa, la noticia pareció no afectar al director.

-No importa. La profecía también le calza a Longbottom, y él será más fácil de manipular que tú. Pronto comenzaré a entrenarlo y lo proclamaré el Nuevo Niño Que Vivió. Haré creer a todos que tu familia desde el principio siguió al Señor Oscuro y que nos engañaron a todos usando magia oscura.

Harry sintió que se le detenía el aliento. Aunque no había conocido tan bien a Neville como hubiera querido, no le deseaba eso a nadie, menos al torpe pero gentil Gryffindor. Por las clases de Pociones, Harry sabía que el tímido chico no lidiaba bien con el cambio de ánimo y opinión del mundo mágico.

Decido mi propio destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora