Capitulo 5

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No le tomó mucho tiempo a Harry darse cuenta de que Londres estaba muy lejos para irse caminando. Y todavía no tenía dinero muggle para llamar un taxi o tomar el bus.

Por ende una vez más se encontró como pasajero del Autobús Noctámbulo, aferrado a su asiento como si su vida dependiera de ello. Por lo que Harry sabía podía ser así. Ernie lo había saludado pero aparte de eso lo había dejado tranquilo cuando le dejó claro que no estaba con ánimos para conversar.

Durante todo el camino mantuvo la cabeza agachada, dejando que su flequillo escondiera la cicatriz de su frente. Había otras personas en el autobús y él se sentó lo más lejos posible de ellos. No sentía deseos de hablar con nadie en esos momentos. Tenía la sensación de que hechizaría al primero que lo perturbara.

No estaba seguro si la tía Petunia tomaría su consejo o no. Ojala que lo hiciera y dejara el país antes de que fuera demasiado tarde. No había amor entre ellos pero ella era familia y Harry suponía que su madre no habría querido un destino horrible para su única hermana.

Sin importar lo que le sucediera a ella y a Dudley de ahora en adelante no sería su responsabilidad.

De alguna manera Harry podía decir que comprendía por qué Voldemort había decidido matar a los Ryddle, pero él no podía verse matando a sus únicos familiares. Le gustara o no, eran su familia. Además, ya habían sido castigados. La maldición en Dudley y Petunia dejaría de surtir efecto en un año. Desafortunadamente el tío Vernon tendría que quedarse como perro el resto de su vida a menos que encontraran a alguien que levantara la maldición. Y Harry seriamente dudaba que ellos intentaran contactarse con alguien mágico. Además, si Vernon se quedaba como perro ya nunca más podría lastimar a nadie como lo había hecho antes.

De mejor ánimo del que había tenido desde que regreso a su tiempo se bajó del Autobús Noctámbulo, agradecido de tener tierra firme bajo sus pies una vez más.

Al entrar al Caldero Chorreante de nuevo, fue como humano. Aunque Harry seguía siendo cauteloso necesitaba información y no podría conseguirla si era un gato. Por lo tanto tendría que correr el riesgo y esperaba que nadie lo reconociera. Una de las cosas buenas en las que podía pensar era que posiblemente nadie pensaría que era Harry Potter. Sin sus anteojos y con el cabello largo se parecía menos a su padre. Y mientras mantuviera escondida su cicatriz nadie le daría una segunda mirada.

Tratando de calmar sus nervios se dirigió al mostrador. La última vez que había visto al encargado, Tom, había sido un jovencito trabajando para su madre. Harry se preguntó qué le habría pasado a ella. La gente vivía vidas largas en el mundo mágico así que existía la posibilidad de que ella aún viviera. No tenía planes de visitarla pero igual sería bueno saber cómo le iba. Después de todo ella había estado más que dispuesta a ayudarlo o simplemente escucharlo cuando necesitaba hablar.

Se sentó en uno de los asientos libres en el mostrador y pacientemente esperó hasta que Tom tuviera tiempo para atenderlo. Así tenía tiempo para pensar.

-¿En qué puedo atenderlo?

Harry levantó la mirada, parpadeando varias veces para que sus ojos se enfocaran en el hombre frente a él. Al parecer no era buena idea mirar al aire sin parpadear.

-Eh... sí, me gustaría saber dónde puedo conseguir información y cosas así. ¿El mundo mágico tiene una biblioteca o algo así que pueda usar?

Tom lo miró tratando de decidir si era peligroso o no. No acostumbrado a este tipo de reacción del encargado Harry se relajó en la silla e intentó lucir lo menos amenazador posible.

-Desafortunadamente no. Todas las bibliotecas están en casa de magos y brujas. Y a menos que seas parte de la familia o un amigo muy cercano es muy poco probable que te dejen ver sus libros. Mi mejor consejo para ti es que vayas a la tiendas de libros aquí en el Callejón Diagon, se llama Flourish y Blotts. Si es un libro raro el que estas buscando tendrás que encontrar a un coleccionista y esperar que él o ella te vendan el libro.

Decido mi propio destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora