Capitulo 15

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Regresó a sus habitaciones ya muy noche, después de haber estado en una incursión menor. Nagini le había informado del pasado abusivo de Evan; al parecer ella no había visto razón para informarle sobre ello hasta ahora. Cierto, Evan le había comentado algo antes, pero fueron cosas menores, y Voldemort nunca había captado completamente lo malo que había sido, pero incluso eso había aumentado sus odio hacia los muggles.

Cuando entró al dormitorio vio que Evan estaba profundamente dormido, sin notar a Nagini que estaba cuidándolo hasta que él regresará. Voldemort observó a su amante dormir bajo la luz de la luna que se colaba por la ventana. Evan estaba destapado y se había hecho una pequeña bola, temblando pese a la temperatura de la habitación.

Voldemort no pudo evitar sonreír con suavidad al observar a su dormido amante. Nunca entendería cómo Evan lograba lucir como si no tuviera ni una sola preocupación en el mundo. Pero todo eso era parte de su encanto y no quería a su amante de otra manera.

Desapareció la sangre de su persona, decidiendo tomar un baño en la mañana. En esos momentos sólo quería estar con su amante. Aquellos que le habían fallado ya habían sido castigados y otros habían sido premiados por sus obras durante la incursión. Sólo había sido una pequeña incursión para mostrarle a la gente que todavía estaba ahí. De esa manera la gente le temería. Y aquellos que permitían que el temor dominara su vida cometían errores que él podía usar para su ventaja.

Después de desvestirse y dejar la sucia túnica con sangre en el piso donde los elfos domésticos la removerían, se acostó en la cama, asegurándose de no despertar a Evan o Nagini. Pese a todos los días que habían pasado Evan aún se resistía cuando se acostaban. Voldemort era paciente, o al menos trataba de serlo. Sabía que Evan tenía que sentirse seguro primero con las cosas que había hecho. Su amante era inocente y no comprendía las cosas que debían hacerse para ganar una guerra.

Voldemort se acostó y se acomodó hasta quedar presionando completamente a Evan por atrás. Su amante suspiró y se presionó contra él. Sonrió y envolvió a Evan con su brazo para que no pudiera alejarse, después de taparlos a ambos con las mantas.

Levantando la cabeza Voldemort miró a los pies de la cama, sin sorprenderse de ver a la serpiente allí. Ella pasaba las noches y las mañanas con Evan hasta el almuerzo. Luego se unía con él en lo que estuviera haciendo o iba de cacería. A menudo iba tras Colagusano, que parecía no entender que no era buena idea convertirse en una rata cuando una serpiente lo perseguía.

Severus le había informado temprano que Evan ya no necesitaría el ungüento ya que su cuerpo estaba completamente curado de la tortura a la que había sido sometido cuando había estado capturado por Dumbledore. Eso no significaría que dejaría de darle masajes a su amante. Evan se resistía al principio, pero al final terminaba totalmente relajado.

Voldemort suspiró y enterró su rostro, ahora libre de pelo, en el cabello negro de Evan. Se había quitado el bigote al día siguiente de beber la poción de Severus. Lo hacía ver más joven, además que la mayoría de los sangrepura no tenían pelo facial a menos que fueran viejos o no les importara como lucían.

Sonrió satisfecho cuando Evan suspiró contento y se acurrucó contra él. Dormido, Evan bajaba la guardia y actuaba de la manera en que lo recordaba. Lo único que extrañaba ahora era su actuar cuando estaba despierto. Voldemort sabía que tenía mucho trabajo por delante antes de que eso cambiara. Evan era testarudo y tendría que suceder algo muy drástico antes que cambiara de parecer.

Lentamente pasó sus dedos por el cabello de su amante. Dejar crecer su cabello probablemente era una de las mejores decisiones que podía haber tomado Evan, al menos ya no parecía que tuviera un nido de pájaros sobre la cabeza. Y al haberse deshecho de los lentes se asemejaba mucho menos al niño que había tratado durante tantos años de matar.

Decido mi propio destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora