Capitulo 21

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Fue una situación caótica la que recibió a Harry cuando aterrizó en el vestíbulo de la mansión de Voldemort. Cuando un hechizo de color rojo pasó sobre su cabeza y pudo oler cabello quemado, se arrojó al piso para salir de la línea de fuego. Rodó y luego se puso en cuclillas, su ojos escanearon la situación a la que había llegado inesperadamente.

La entrada estaba en caos. Había cuadros en el piso vacíos ya que sus habitantes habían huido, probablemente apenas había comenzado la batalla. Los muebles habían sido volcados o habían volado en pedazos por la multitud de hechizos y maldiciones que parecían llenar el aire.

El sofá en el que había buscado refugio estaba de espaldas y resultó ser el lugar más apropiado para esconderse, desafortunadamente no estaba abandonado como había creído.

-Hola Harry, los Wrackspurts me dijeron que volverías hoy, aunque creyeron que volverías antes de tu visita donde el amigo del Ciervo y del Grimm.

La expresión choqueada de Harry desapareció y se alejó un poco de la rubia Ravenclaw aunque se aseguró de mantenerse protegido por el sofá. No tenía deseos de ser alcanzado por una maldición. Se veían bastantes desagradables aunque no del nivel usado normalmente por los mortífagos.

-Luna, ¿qué estás haciendo aquí?

-Buscando a algún Umgubular Slashkiters, intentamos buscarlos en una sala de cine pero no había. Así que pensé que tú podrías haber visto alguno. Pero la lechuza inteligente vino porque quería ver al gatito de ojos verdes.

Harry se sonrojó.

-¿Cómo sabes cuál es mi forma animaga?

-Los Wrackspurts me dijeron.

Parpadeando, Harry asintió.

-Los Wrackspurts, ¿por qué no pensé en eso?

Luna colocó una mano en sus brazos.

-¿Sabes?, si abrieras tus ojos, serias capaz de ver todo un nuevo mundo.

-¿Te importaría decirme qué es lo que sucede?- preguntó Harry. Guardó las palabras de Luna para analizarlas en otra ocasión porque ahora tenía otras cosas en que pensar. Los ojos de Harry revisaron el rostro de Luna por algo que le dijera si ella era el enemigo. Odio, rabia, disgusto, lo que fuera. En vez de eso sólo vio la sonrisa soñadora de Luna, haciéndolo desear poder usar Legeremancia para buscar en su mente ese conocimiento. Pero sabiendo lo que sabía de Luna, Harry supuso que era mejor confiar en su instinto con lo relacionado con este asunto. Por la manera en que ella hablaba quizás no era bueno saber qué tenía en su mente.

Mientras esperaba que Luna respondiera su pregunta, Harry dio una ojeada por encima del sofá. Por lo que podía ver la pelea aún seguía. Al otro lado del vestíbulo, donde comenzaban las escaleras que llevaban al segundo piso, divisó el familiar cabello rubio de Draco. Lo que significaba que quien fuera que estuviera peleando contra el rubio estaba en este lado de la habitación. Pero sin importar lo mucho que mirara, Harry no pudo ver a nadie más que a ellos.

-La lechuza inteligente ha superado su breve confusión sobre quiénes eran sus verdaderos amigos, pero la lechuza teme que sea demasiado tarde para disculparse con el gatito de ojos verdes. Desafortunadamente parece que las serpientes plateadas no están dispuestas a perdonar a la lechuza por lo que le hizo al gatito, y esa es la razón por la que nos encontramos en esta situación.- Harry asintió, repitiendo lo que Luna había dicho dentro de su cabeza, tratando de comprender lo que ella quería decir.

-Luna, Draco no tiene razón para reaccionar de esa manera contra ti. Tú no me has hecho nada.

Entre el ruido de la pelea que aún seguía, Harry pudo oír con claridad como reía la chica rubia.

Decido mi propio destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora