Capitulo 28

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Al sentir el suelo bajo sus pies estremecerse, Harry se tensó en la silla. Su cabeza al fin estaba bien y se sentía normal después de haber consumido el antídoto. Su creencia de que el Veritaserum era similar a la maldición Imperio y por ende debería haber sido capaz de vencer sus efectos no había resultado cierta. La poción no lo había obligado a hacer nada como la maldición Imperio lo habría hecho. En lugar de ello Harry sólo había sido sentido apatía. Un par de veces sintió una oleada de emociones, que lo había animado a hablar más de la respuesta necesaria que solicitaba la pregunta.

Otro temblor recorrió el lugar y los ojos de Harry se abrieron mientras buscaba a Lucius entre la gente levantada, esperando que lord Malfoy pudiera decirle qué estaba sucediendo. Las comisuras de la boca de Lucius se torcieron ligeramente, como si estuviera conteniendo una sonrisa. Los ojos de Harry se dirigieron a la mano derecha del hombre que ahora sostenía una varita familiar, aunque al parecer nadie más la había notado y los ojos de Harry se abrieron aun más en comprensión.

Al parecer Voldemort había decidido que era su turno de jugar al héroe por un día.

-Auror, escolte al prisionero Potter al punto de aparición y llévelo a Azkaban. Sea lo que sea lo que esté ocurriendo no podemos arriesgarnos a que el prisionero escape- ordenó Dumbledore, tomando efectivamente el rol de líder en medio del pánico.

Al ver que el Auror iba a seguir las órdenes Harry decidió que era tiempo de actuar. No permitiría que se lo llevaran a Azkaban, el lugar que había arruinado la vida de su padrino por doce años.

Sin pensarlo dos veces envió magia a través de sus brazos y se liberó de la silla. Un cosquilleo desagradable se esparció por sus brazos ante tal acción y los sacudió para deshacerse de la sensación molesta.

Mirando hacia arriba se encontró con los ojos del Auror. Al parecer el Auror quedó choqueado por sus acciones y estaba temporalmente inmóvil.

-¿Qué puedo decir? ¿Magia?

Avanzando Harry puso sus manos en el pecho del hombre y lo arrojó hacia la pared. El hombre cayó al suelo y no se levantó. Era venganza por haberlo picado con la varita y por molestarlo más que nada.

Mirando alrededor Harry se dio cuenta de que Fudge y Dumbledore habían desaparecido de la habitación mientras estaba distraído. Percy Weasley yacía en el suelo con los ojos cerrados y un hilo de sangre corría de la boca del pelirrojo. Harry no sabía si Weasley estaba muerto o no pero no le importaba. Sólo esperaba que los gemelos no tropezaran con el cuerpo.

Lucius estaba ocupando peleando con Nott. Decidiendo que el rubio lo hacía bien por su cuenta Harry giró su atención a la única bruja del lugar.

Amelia Bones lucía relativamente ilesa cosa que sorprendió a Harry. Suponía que Lucius había sido distraído por Nott antes de poder encargarse de la bruja.

Harry observó la varita que lo apuntaba. Hubo una vez una época en que se habría sentido vulnerable en una situación como esta. Pero había sido cuando aún era un inocente Gryffindor que creía cada palabra de Dumbledore como si las dijera el mismísimo Merlín.

En vez de atacarla como había hecho con el Auror, Harry se quedó quieto y miró a la bruja con atención. Ladeando la cabeza y entrecerrando los ojos podía ver las similitudes entre la mujer y Susan Bones que había estado en su año. Aparte de su cuarto año la niña había sido amable.

-Si se apresura tiene la oportunidad de escapar.

-¿A qué está jugando, Sr. Potter?

Harry negó con la cabeza ante la pregunta de la bruja.

Decido mi propio destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora