Capitulo 14

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Desde el día en que se había encontrado por primera vez en la celda, Harry no había tenido ni un solo momento para él. Siempre había alguien respirando tras su cuello y observando cada uno de sus movimientos. Y ahora que Voldemort ya no le causaba dolor, el hombre parecía pasar cada momento libre que tenía con él.

Aunque Harry quería ver a Tom y Voldemort como dos personas diferentes, era muy difícil; en especial cuando actuaba de la manera en que lo hacía el Tom que conocía y amaba. Voldemort parecía tener una paciencia infinita con él. Sin importar lo que dijera o hiciera no parecía molestar al hombre, y cuando por fin lograba perturbarlo levemente, Voldemort lo dejaba bajo el cuidado de otra persona y desaparecía por unas cuantas horas. Cuando regresaba ya había reconstruido las murallas de calma que usaba con él.

Pero esta vez Harry había despertado de una siesta encontrándose solo en la habitación. Se había dormido cuando Voldemort aplicó el ungüento en sus heridas. Odiaba ese tratamiento porque lo hacía relajar sin importar quién lo aplicara. Pero con Voldemort a menudo se relajaba demasiado y cuando despertaba de su siesta siempre lo encontraba cerca, leyendo algo o simplemente observándolo. No ayudaba que el tiempo pasado con Voldemort le recordaba el que pasó junto a Tom.

Acostado en la cama, miró al techo. El dolor de sus heridas había disminuido debido al ungüento y no tenía planes de seguir en la cama. Se sentía inquieto y sabía que probablemente se volvería loco si no encontraba algo qué hacer.

Mordiéndose la lengua, Harry se empujó hasta sentarse. Con cuidado sacó sus piernas de las mantas y las puso en el piso. Después de un momento se empujó otra vez hasta quedar de pie para luego dirigirse a la puerta.

Aún vestía pantalones de piyama, esta vez en verde oscuro. A Voldemort parecía gustarle vestirlo en los colores Slytherin. Aunque Harry no tenía problemas con el color, le molestaba no poder tomar la decisión por sí mismo. Le gustaba el verde, pero ya era demasiado; ansiaba otras ropas. Cada vez que estaba cerca de Voldemort se sentía desnudo y vulnerable. Sabía que la ropa no hacia diferencia, pero lo haría sentir mejor que ahora. Pero para conseguir ropa necesitaría pedírsela a Voldemort, y eso era algo que no estaba dispuesto a hacer.

Incluso con las esposas, Harry podía sentir las protecciones en la puerta zumbando de magia. O Voldemort era realmente paranoico o quería asegurarse de que no huyera. No le impidió intentar abrirla aunque no se sorprendió cuando ni siquiera se movió. Con un suspiro soltó la manija y le dio la espalda a la puerta. Ya sabía que las ventanas se podían abrir, sólo que no lo suficiente para que pudiera escapar por ellas. Era una pena que las esposas le impidieran cambiar a Beleza, como gato habría podido pasar. Y encantamientos habían sido puestos en los vidrios para que no pudiera romperlos y saltar.

La habitación no tenía objetos mágicos, tanto de la luz como de la oscuridad. Al parecer Voldemort no quería que tuviera algo que pudiera usar en su contra. O quizá temía que la magia de dichos objetos pudiera interactuar con la poción que le estaban dando. Tendría que preguntarle a Snape la próxima vez que lo viera.

Harry suspiró y paso una mano por su cabello. Hizo una mueca ante la sensación grasosa. Hasta ahora no había podido tomar un baño de verdad y los hechizos de limpieza no daban la misma sensación de estar limpio. Ya que por ahora no podía huir al menos se encargaría de esto, no sabía cuándo tendría otra oportunidad como esta. No le agradaba la idea de que alguien lo observaba mientras estaba desnudo. Sólo Tom lo había hecho sentir cómodo al andar desnudo frente a él. Incluso en Quidditch Harry siempre había sido el primero en estar listo y el primero en marcharse. De esa manera nadie podía ver mucho su cuerpo.

Sin importar cuántas veces entrara al baño, Harry continuaba asombrándose por su gran tamaño. Le recordaba al baño de los prefectos en el quinto piso. Una gran bañera, como piscina, con grifos alrededor, ocupaba la mayor parte del espacio. Abrió grifo tras grifo y observó cómo diferentes tipos de aguas con colores, espumas o burbujas salían. Pese al tamaño se llenó con rapidez y Harry cerró los grifos para que la bañera no se rebalsara.

Decido mi propio destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora