Ted sorprende a sus amigos con un glamuroso plan para la noche de Fin de Año en Nueva York. Con la esperanza de que tengan la mejor Nochevieja de su vida decide hacer algo diferente, al más puro estilo neoyorkino: alquilar una limusina. Pero como Lily, Marshall, Barney y Robin se encargan de conducirla, la noche toma algún que otro giro inesperado.
Cuando el reloj marca las doce, Ted decide conseguir aquel beso que ha estado esperando tanto tiempo, o por lo menos desear que ocurra algo bueno ese año.
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Monólogo:
Hijos, si hay algo que caracteriza la noche vieja es que es un asco; en la televisión parece maravillo pero en la realidad resulta ser una gran decepción. Sin embargo en el 2005 yo estaba decidido a lograr lo imposible: ofrecer a mis amigos una gran noche vieja. Tenía una ligera idea de como hacerlo, lo único que hacia falta era la mitad de mi paga de Navidad. ¡Ah, si! Robin iba a pasar el fin de Año con su novio Derek; era rico, guapo, triunfador... que asco le tenía. Oh Derek... Teníamos una agenda muy apretada esa noche y yo tenia una cita con una chica; pero era Robin. Veréis hijos, Mobby era un artista muy popular en mi época. Y de ese modo tuvimos la noche de fin de año perfecta. Lo más curioso es que llevaba todo la noche intentando encontrar algo que estaba allí mismo, en aquella limusina. Seguramente estáis sintiendo lastima por vuestro padre en este punto de la historia; no lo hagáis, no todas las noches tienen un final feliz pero todas son importantes, todas llevan a alguna parte porque de repente era 2006 y, 2006, fue un gran año.
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