CAPÍTULO 19
DESPEDIDA DE SOLTERO
Robin va a la despedida de Lily y descubre que el regalo que ha traído está fuera de lugar.
Mientras, Barney contrata a una stripper para la despedida de soltero de Marshall.
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Monólogo:
Me costó bastante tiempo darme cuenta, pero la clave para comprender a vuestro tío Barney es la siguiente: cuando las cosas marchan mal es imposible verle el pelo, como cuando tío Marshall y tía Lily se separaron.
Pero cuando marchan bien es imposible librarse de él.
Aquello fue no peor que pude decir. A tío Barney le encantaba organizar despedidas de soltero y la receta era siempre la misma; empieza reuniéndote en una suite en un hotel ligeramente cutre, colocas las sillas en círculo, las ocupas con tus mejores amigos, subes la temperatura a unos 30 grados, sueltas una tonelada cúbica de humo de puros y luego, en el medio del círculo, pones a una chica a bailar. Pero no a una chica preciosa, no, si alguna vez la chica fue preciosa fue antes de tener dos hijos, tatuajes y un maldito problema de drogadicción. Luego empieza a hacer cosas que peligran a los presentes, a ella misma y a toda la raza humana.
Cuando llegó el gran día, nos metimos todos en un coche alquilado y nos pusimos en marcha.
En todas las despedidas de soltero suele haber siempre los mismos personajes; esta el novio, el padrino, el tipo que solo dice tópicos, el tipo que desaparece al principio de la noche y no vuelve a aparecer hasta el final y por supuesto, bueno, Barney. Todas las despedidas de soltero tienen un Barney.
Aquella noche, tía Lily celebraba también su despedida de soltera u Robin apareció con un regalo en la mano. Una historia divertida la de aquel regalo.
Así que tía Robin se fue a una tienda de la octava avenida y compró un artilugio con pilas, para adultos, juguetón, bueno, algo bastante inapropiado.
Y volvemos a la historia.
A pesar de la cantidad de veces que Robin a contado esta historia, nunca a sido capaz de razonar de forma convincente lo que hizo a continuación.
Por supuesto no voy a contaros nada del strippsies así que demos un pequeño salto hacía delante.
Muy bien, hay algo que tenéis que saber; la abuela Lois creía que le estaba entregando a su nieta una maquina de coser antigua. Y volvemos a la historia.
Y entonces na velada se volvió incómoda de una forma completamente distinta.
Fue un pequeño incendio, ni siquiera lo bastante grande como para evacuar en hotel, pero sin duda lo bastante grande para echarnos de allí y poner punto y final a la despedida de soltero de Marshall.
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