Cuando Lily descubre que el compañero de trabajo del que Marshall no para de hablar es en realidad una mujer, no se pone celosa en absoluto, y eso irrita un poco a su marido.
Mientras, Robin se entera de que los alumnos de Ted ven su programa, se pone un poquito pesada, hasta que se da cuenta de que lo ven porque han inventado un juego para beber basado en ella.
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Monólogo:
Chicos, cuando eres treintañero y vives en Nueva York hay algunos sitios a los que nunca se deben ir: TimesSquare en nochevieja, el Rockefellercenter en navidades, pero sobretodo [...] Hacía unas semanas que había empezado a hablarnos de Jenkins. Todos los días nos contaba cosas de Jenkins. Marshall estaba asustado, era el momento que tanto había temido. Aquella noche comprobamos lo mucho que lo decía. Así continuaron durante un rato. Hasta que por fin... Y fue justo entonces cuando a Robin se le ocurrió una idea para acabar por siempre con el juego de beber. Y chicos, vuestro tío Marshall nunca volvió a intentar poner celosa a Lily.
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