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Había pasado aproximadamente una semana desde aquella última vez que había visto al adolescente con hormonas a flor de piel. Aquel adolescente que hizo que todas y cada unas de sus noches estuvieran obstruidas por un insomnio donde solo se presentaba sus hermoso rostro con sus lindos labios y rasgos únicos. Haciendo que sus noches imaginara que hubiera pasado o repasaba el instante una y otra vez creando sus noches algo húmedas.

Joo Hyun no era una mujer que le llamaban la atención los menores, de hecho los hombres en si. Nunca se preocupaba por llamar la atención de los hombres o usar un labial rojo que destacará aún más sus labios. Su único noviazgo había sido hace años, con su amor de la secundaria hasta llegar a los 18 y perdiera su virginidad con un chico super inexperto que arruino cualquier curiosidad por el sexo. 

Pero ahora solo podía enfocarse en los labios rojos de dese chico y la manera en como los mordía. Su mirada penetrante en aquel ascensor y el escalofrió que le causo su ligero roce.

Esa mañana despertó de nuevo algo agitada con la frente y probablemente otras partes humedecidas. Tomo una larga ducha fría y se salto como siempre el desayuno optando por un café con suficiente cafeína que la mantuviera despierta.

Al ingresar a la empresa los empleados continuaron arduamente con su trabajo sin siquiera mirarla a los ojos. Recorrió todo el lugar hasta llegar a su oficina cerrando justo detrás de ella la puerta de un portazo dejando así  un largo y pesado suspiro por parte de los empleados.

—Buenos días.—Ingresó de nuevo Seokjin sin tocar la puerta haciendo que ella pusiera la palma de su mano sobre su frente.

—Seokjin, tocar la puerta.—Dijo exasperada.

—Oh, lo siento.—Se acercó a la puerta para con sus nudillos tocar levemente haciendo que ella rodará los ojos y el embozará una sonrisa en sus labios—-Buenos días.

—¿Que tienen de buenos?—Preguntó       ella bebiendo su café.

—Veo que no ha descansado bien ¿Esas son ojeras o parte de su cara?—Preguntó valiente Seokjin.

—Tienes agallas, ¿Ya encontraste el suplente de mi asistente?—Pregunto ahora prendiendo su Mac sobre su escritorio y quitándose su gran saco negro.

—Aun no.—Dijo bajando la cabeza.

—Pero si ya ha pasado una semana.—Dijo exhausta.

—Lo lamento.—Dijo el algo avergonzado.

—Vale, retírate y déjame sola.—Dijo ella y agito su mano para que el se retirara y así lo hizo.

En ese momento, justo después de cerrar la puerta varias voces resonaban por la parte de afuera como si fuera una discusión. Entre ellas la voz de Seokjin y de alguien más.

—Vale vale solo déjame entrar un momento.—Habló esa voz, haciendo un escándalo mientras la mano de Seokjin sujetaba parte de su chaqueta.

—Déjalo que entre.—Dijo ella mirándolo desde su escritorio. Jungkook por su parte giró a verse con Jin y le sonrió para después guiñarle.

—¿Que se le ofrece aquí joven?—La voz de ella aunque quería sonar autoritaria le temblaba un poco al recordar esa voz que le había soñado todas esas noches atormetandola.

—Buenos días también para ti hermosa.—Dijo el mientras se acercaba hacia donde ella estaba al otro lado del escritorio.

—¿Tengo que volver a repetir la pregunta?—Dijo ella ahora cerrando su laptop brindándole toda la atención.

—Solo, solo pasaba a ver a Seokjin hyung y pues pase a saludar.—Dijo tomando asiento en una de las sillas enfrente de ella.

—Bien, ya saludaste. Ya puedes retirarte.—Dijo Joo hyun levantando su mano para abrir de nuevo su portátil pero la mano fuerte de Jungkook la detuvo haciendo que un nudo en el estomago por la cercanía.

—¿No me extrañaste?—La voz de el sonó dos tonos mas gruesa provocando un escalofrió en todo su cuerpo—Por que yo si te eché de menos.

En ese momento solo existía dos cosas, jungkook sosteniendo su muñeca mientras su mirada era de todo menos inocente y los nervios que este provocaba en ella. Jamas le pasaba cosas así con nadie, ni siquiera el chico con quien estuvo saliendo hace años. Y todo provocado por un pequeño.

—Suéltame y sal de aquí.—Reunió todas las fuerzas para que su voz no le temblara al hablar.

—Seria una lastima salir de aquí, donde estamos los dos... solos sin nadie que nos interrumpa.—El se aproximó sobre en el escritorio hasta estar muy cerca de ella y por su parte ella se quedo congelada.—¿Sabes? Desde que entre aquí tengo una enorme necesidad de ponerte sobre este escritorio.

I Want You, Noona. ®J.JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora