Siempre me molesta el hecho de que los rayos del sol a cierta hora comenzaran a filtrarse entre mis parpados aun cerrados y justamente, eso era lo que pasaba en ese momento. Dejé que un bostezo se escapara de mis labios mientras caía en cuenta de que el día que comenzaba era muy importante y trascendental por dos motivos propiamente: la fecha en sí y porque no podía seguir evitando y esquivando la visita que debía hacerle al Doctor Conner. Me consolaba el hecho de que, al menos Draco me acompañaría como lo hacía a cada chequeo rutinario.— Mi amor... — Susurré aun adormecida mientras movía una de mis manos para acariciarle.
No encontré nada.
Extrañada comencé a tantear el sitio donde con toda seguridad mi marido debería continuar descansando. Pero no, él no estaba allí, sin embargo mis dedos se encontraron con algo tan suave como la seda, Draco era suave, pero definitivamente, aquello no era él.
Desconcertada me obligué a abrir los ojos a pesar de que la luz me maltrataba. Pestañeé un par de veces hasta que me acostumbré a la luminosidad del día. Al mirar lo que seguía pisado con la palma de mi mano contra el colchón de sabanas blancas sonreí.
Era una hermosa rosa roja.
La flor se encontraba justo en la almohada en la que durante toda la noche la cabeza de mi esposo descansó. La tomé e instantáneamente la llevé hasta mi rostro. La miré con afecto y aspiré la fragancia que irradiaba de forma profunda para así dejarme abrazar por su delicioso perfume manteniendo los ojos cerrados. ¡Que delicado aroma tan envolvente!
— Draco, Draco... — Mascullé de forma soñadora.
Tal vez no lo tenía a él en ese momento, pero aunque suene extraño sentía que la esencia de aquella rosa eran los brazos de mi amado que me estrechaban con calidez y ternura. Sin saber porqué, volví a mirar el mismo sitio donde había encontrado la flor y justo allí divisé un sobre blanco. Era una carta. Una carta para mi.
Rodé en la cama hasta quedar frente a ella, la tomé con la mano libre y comencé a examinarla con mucho animo. Fácilmente descubrí la corrida, fina y pequeña letra de mi marido en la frase escrita en uno de sus dorsos:
La amo inmensamente, Señora Malfoy
Sonriendo con infinita gratitud me dispuse a sacar el pergamino dentro y aun sosteniendo la rosa, leí:
Amada Hermione;
Permita usted, primeramente, brindarle un cálido Buenos Días, que sinceramente desearía susurrarle al oído, pero me permitiré hacer eso después, ya que quisiera informarle que a partir de este momento y solo por el día de hoy dispone de un servicio algo singular, solo valido para cuatro personas, no se permiten mayores compañías que la de los seres dentro de usted y claramente, la mía.
Este servicio cuenta, principalmente, con una buena dosis de cariño que será entregada de formas distintas, ya sea a manera de caricias, besos, palabras tiernas murmuradas en su propio odio, sonrisas, suspiros y quien sabe de qué otra forma más.
No está permitido llorar, solo se anulará esta condición cuando las lágrimas sean derramadas por felicidad. Sin embargo, antes de emocionarse o sonreír más de la cuenta se recomienda leer detenidamente la posdata que se encuentra justo bajo este párrafo.
Posdata:
Para comenzar a disfrutar de nuestros servicios deberá dar su palabra de que cumplirá con cada una de las indicaciones que se le sean otorgadas, el tiempo y el momento señalado respetando sus pautas. En caso de estar de acuerdo con este único compromiso deberá dirigirse al cuarto de baño sin protestas ni distracciones.
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Nunca dejamos de sorprendernos de la vida
FanfictionHola esta historia no es mia pero me gusto mucho y por eso se la quiero compartir "...Existe una hermosa unión entre Hermione y Draco, se aman como a nada en el mundo, pero un día ella recibió una carta que dio comenzo a la peor pesadilla para ambos...