Capítulo 3

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Mariana

La semana pasó totalmente rápido o es que mis deseos por ver de nuevo a la maestra de historia son fuertes. Miro mi reloj por enésima vez y el maestro no quiere terminar la clase, puedo verla afuera esperando para entrar. Cada vez que puedo la estoy observando, tiene un buen cuerpo y lo que me llama la atención son sus senos, tiene mucho. Por fin, el maestro termina y ella entra sentándose en la silla detrás del escritorio juntando sus manos para descansar su cabeza parece algo cansada, pero su mirada es penetrante, me gusta sus ojos.

Se inclina sobre el escritorio para tomar un lápiz que se le escapó y veo sus senos mejor, me quedo observando esa parte de su cuerpo con un poco de perversidad, ella se da cuenta, pero no me avergüenzo de mirarla así, ni trato de quitar la mirada. Me guiña el ojo y sonrío a medio lado por ese intento de seducción, pero logró algo que casi nadie lo ha hecho, sentir un revoltijo en mi estómago.

-Les entregaré sus hojas con la nota -dice acomodando todas las hojas en sus manos. Llama a todos y me deja de última, al entregarme la hoja toca mis dedos produciendo unos choques eléctricos y alejo mi mano rápido, pero sin querer le veo el escote de nuevo y me siento sonrojar-. Ahora, si tienen alguna duda vengan y lo resolvemos -se acomoda en su asiento mirando a todos a la espera de alguna queja.

-Mi madre estaba preocupada anoche -digo leyendo todas las correcciones que le hizo a mi trabajo, de vez en cuando le doy un vistazo a su escote. ¿Cómo serán verlas sin nada encima? -. Así que no me dejé de última para la próxima clase -comento mirando de reojo sus senos. Mi imaginación está empezando a volar y debo controlarme, estoy en clases con ella.

-Esa es decisión tuya -dice levantándose de la silla para afuera, la sigo con la mirada, ignorando el hecho de que estamos rodeadas de otras personas más-. Lo peor del caso es que tres días nos vemos a esta hora -comenta mirándome fijamente.

Dice algunas instrucciones para la siguiente clase, todos toman nota, mientras estoy escuchándola plácidamente. Al rato nos saca a todos del salón para retirarnos. Hoy casi no recibí clases, eso no me gusta. Todos salen incluyendo Gabriel y Marisol.

-La llevo a su casa -dice agarrando sus cosas del escritorio, no es una pregunta ni una invitación.

Antes de levantarme y seguirla observo su culo, realmente ese pantalón le favorece muchísimo, siento unas cosquillas y un palpitar en mi coño. Sacudo mi cabeza y tengo que correr para alcanzarla.

-¿Qué estabas haciendo que tardaste en seguirme el paso? -Pregunta cuando comienzo a caminar a su lado. Soy más alta, por lo tanto, puedo seguir viendo su escote-. Mariana, le puedo hacer una pregunta muy seria -dice casi llegando a su auto.

-Por supuesto, maestra. Dígame -digo yendo por el lado del copiloto de su auto, abro la puerta casi de inmediato. Estoy entrando a la boca del lobo, espero que no me haga daño. Entra después de mí y al rato enciende el auto para luego cerrar la puerta y abrochar su cinturón.

-¿Qué tanto mira mi escote? -Pregunta tomándome por sorpresa. Siento como mi cara comienza a enrojecerse por lo apenada que me encuentro, creí que no se había dado cuenta, pero me equivoqué-. ¿Le parece atractivo? -Mi rostro está ardiendo de lo roja que estoy.

-N-no-no, n-no -tartamudeo un poco por lo nerviosa que me pone y más con esa pregunta que no esperaba-. Solo me... lo siento, maestra. No volverá a ocurrir -digo mirando mis manos apenada pensando que por esto me iba sancionar o mis notas estarían en juego para no levantarme un reporte, pero de repente escucho una leve risa y levanto mi rostro algo extrañada-. ¿De qué se ríe?

-De nada, Mariana -sale del estacionamiento cuando dejó de reír. Me mira de reojo, pero no dice nada. Aun me siento muy apenada por la situación en la que me metí, aunque no es mi culpa de que ella cargue su camisa abierta dejando ver esos dos grandes senos que tiene.

En Tu MenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora