Mariana
Me gusta pasar tiempo con ella, me hace tan bien verla y escucharla. Pero con lo que ha sucedido últimamente ya no quiere verme ni estar conmigo, la entiendo, hice algo que yo misma me estoy odiando, pero debía probar si realmente me gusta Gabriel o ella. No creo que me pueda entender mi punto de vista. Aunque ya sé que quiero, realmente la estoy perdiendo por no saber hablar con ella.
Estoy mirándola tan detalladamente que tengo ganas de abrazarla y darle un beso para demostrarle que la he escogido por encima de todo y todos. Sigue en negarse a verme o a hablarme, estar cerca de mí, no puedo creer que un simple beso la haga actuar de esa manera, no somos nada, aunque hemos hecho de todo.
-Vamos a otro lugar, donde seamos tú y yo -logro decir con pena y Abigail voltea de inmediato con incredulidad en sus ojos.
-Vamos -responde al cabo de unos minutos de estar leyendo mi rostro o mi mirada en silencio.
-¿A dónde piensas llevarme? -Pregunto mirándola un poco apenada, pero segura de lo que acabo de pedir.
-¡Hola, maestra! -Escucho delante de nosotras la voz de mi querida amiga.
¡Trágame tierra!
-Hola, Marisol -Abigail se da media vuelta y yo la miro por encima del hombro de ella, veo que baja la mirada hacia las manos de mi amiga y le sonríe-. Buena compra.
-Gracias, maestra. -responde con una sonrisa forzada, nos mira a ambas con sorpresa y curiosidad-. ¿A dónde van? -Le doy una mirada matadora, pero sonrío por sus celos de amiga.
-Mariana me iba a mostrar una tienda para comprar unos zapatos -responde como si nunca le hubiese pedido irnos lejos solo nosotras.
-¡Ah, sí! -Exclamo fingiendo-. Es la tienda que no te gusta entrar porque dices que se malgasta dinero.
-Nunca he dicho eso -replica pensativa con su ceño fruncido-. Pero vayan ustedes. Luis viene por mí. Maestra la puede llevar a casa, por mí, pero la cuida, ¿eh?
-Claro que sí, Marisol. Tu amiga está en buenas manos -su comentario me hizo sonrojar y a la vez ponerme nerviosa. De alguna u otra manera me hace sentir segura.
***
Después de encontrar a su amiga y llevar todas las compras a su departamento, me llevo a mi casa para dejar mis cosas, pedí permiso para salir con ella, no se opusieron por lo que ahora estamos en una cabaña retirada de la ciudad. Comenzó a llover hace como media hora de nuestra llegada, no me gusta porque hacen truenos y relámpagos, a Abigail le gusta, se relaja con ese sonido tan terrible. Me acerco a ella que está en la ventana viendo caer la lluvia, de repente hace un relámpago y le tomo la mano, la tiene fría.
Sin voltear me sonríe, entrelaza nuestras manos, esa sensación calienta mi ser. Me aferro a su brazo recargando mi cabeza sobre su hombro, cierro mis ojos para sentirme más cómoda en ella. De repente aprieta mi mano, alzo la vista para verla aun sonriendo, pero se aleja de la ventana en silencio, nuestras manos se separan y por alguna razón me siento desprotegida.
La sigo con la mirada, llevo mis brazos hasta mi pecho para sentir calor, empezó a hacer frío de repente o es que no siento el calor de Abigail cerca de mí. Me siento en el sofá cuando ella desaparece por una habitación que todavía no sé qué es.
-Toma -dice apareciendo de nuevo en la sala de estar-. Va a empezar a hacer mucho frío.
-Gracias -lo tomo y me envuelvo en la manta calentita.
-Hay de todo ahí adentro -comenta sentándose frente a mí y cierra los ojos recargando su cabeza sobre el espaldar-. Dentro de un rato te llevo para la cocina por si tienes hambre.
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En Tu Mente
RandomPara muchos el amor no tiene fecha en el calendario, ni raza. El amor, es eso, el amor. Eso es lo que le pasa a Abigail, el amor es lo más complejo que hay en su vida por lo que decide no enamorarse más, tomar las cosas tranquilamente y disfrutar de...