Capítulo 6

5.2K 324 11
                                    

Abigail

No sé qué sucede conmigo, no he podido dejar de pensarla. Ayer no le iba a escribir en todo el día, pero no pude contenerme. Ni hablar a la hora de dormir, tuve que llamarla para sentirme completa, lo último que pensé fue que me iba a colgar enojada, no sé qué hice. Y al despertar fue en ella que pensé primero. No le escribí para no parecer tan acosadora con ella, pero no puedo continuar así.

Debo dejar estos pensamientos y el deseo de verla siempre, no quiero que al final alguna de nosotras salga enamorada y la otra lastimada. Ya he pasado por eso, no quiero que ella pase por una decepción. Aunque, sinceramente no sé qué siente por mí. No le convengo para nada, mi vida sentimental ha sido golpeada, tengo la culpa de haberlo permitido.

Desayuné un poco tarde por mi pereza de levantarme de la cama, más porque no escucho a Stef en la sala. Reviso la hora y ya debo irme a duchar para irme al trabajo.

***

-Buenas tardes, chicos -saludo entrando en el salón, observo que está sentada y en eso me guiña un ojo que me hace chocar contra el escritorio y maldigo dentro de mí, todos aguantan la risa-. ¿Quién ha corrido de más el escritorio? -Pregunto para culpar a alguien. No quiero que nadie se dé cuenta de lo mal que me pone mirar a Mariana.

-Maestra -Mariana se levanta de su silla como si fuera a exponer un motivo-. Estoy segura que ha caminado de más y se desvió un poquito de una perfecta línea recta -dice en tono gracioso haciéndome molestar.

-¿Se la da de graciosa, Mariana? -Pregunto colocando mis cosas sobre la mesa, me siento para controlarme un poco-. Después de clases se queda -digo sin ánimos de discutir con ella en clases, tomo un libro-. Hoy hablaremos sobre... -alzo la vista para empezar a explicar y mi mirada se detiene en Mariana que tiene su lápiz en la boca y lo mueve de forma provocativa mirándome con ganas de comerme, me afecta-. Bueno... abran sus cuadernos que van a copiar esta información importante.

-¿De qué me servirá eso? -Pregunta Mariana con fastidio para llevarme la contraria, se acomoda en su asiento-. Pero copiaré la clase porque usted me agrada y no me ha hecho dormir en clases -me dedica una sonrisa inocente y todos sus compañeros se ríen.

-¡Silencio! -Exclamo levantándome de la silla para situarme en medio del salón-. Se la da de chistosa, señorita -digo dando la espalda para anotar el título que hablaremos hoy-. Después de clases veremos si sigue así de chistosa.

No dijo nada más, todos están en silencio copiando lo que escribo en la pizarra. Cierro mis ojos porque me molesta un poco el comportamiento de Mariana, no creí que fuera de esta manera, aunque no tengo quejas de ella, siendo la mejor de la clase, de seguro quería sobresalir ante sus compañeros al ser callada. Mi mente me juega sucio y la imagino desnuda sobre el escritorio abierta para mí.

-¡Ah, joder! -Exclamo sacudiendo mi cabeza para ordenar mis pensamientos y alejar un poco esas imágenes de mi mente. ¡Rayos!

-¿Le ocurre algo, maestra? -Niego con la cabeza porque sé que mi voz fallara por andar pensando en una estudiante de una manera demasiado pervertida.

Suspiro y carraspeo un poco para comenzar a explicar el tema fundamental de la clase de hoy. No sé qué me pone más nerviosa, la sonrisa de ella o su mirada fija sobre mí. Paso el libro a mi otra mano, pero no logro coordinar mis órdenes con mi cuerpo, se cae el libro y suspiro nerviosa. Odio cometer estos errores con los estudiantes, tienden a burlarse de los maestros por cada error.

Las horas pasan rápido por lo que todos se retiran a su siguiente clase. Me quedo a corregir algunos trabajos que me han estado entregando. Suspiro un poco agotada de dar clases, nunca imaginé que esto fuera demasiado agotador. Paso mis manos por el rostro y al quitarlos veo a Mariana que está sentada mirándome fijamente. Me sonríe cuando alzo una ceja de sorpresa.

En Tu MenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora