Cassie es la primogénita de los Malfoy pero no siempre ser la hermana mayor es bueno, tal como le pasa a la única mujer nacida en la dinastía Malfoy quien por la misma razón vive como una princesa de cuentos muggles encerrada en su propia mansión.
...
Cassie despertó por causa de los gruñidos que hacía su estómago, no había comido nada el día anterior desde el desayuno en Beauxbatons pues en la mansión al enterarse que su pequeño amiguito ya no se encontraba ésta perdió todo su apetito. Se había quedado dormida con la ropa del día anterior, por lo que al verse al espejo chilló enojada y se quitó el horrendo vestido rosado de princesa que su madre le había regalado para su cumpleaños, pues según sus mal llamados padres una bruja de su clase sobre todo una Malfoy nunca usaba pantalones, ni ropa barata sólo cosas de alta costura exclusivas para brujas elegantes como ella, otra cosa en la que Cassie no concordaba con ellos pues odiaba esa ropa en especial esos trajes de niña buena que con suerte se podían ver sus pantorrillas pero nunca de las rodillas para arriba. Tomó el vestido y lo lanzó al basurero para luego con un fósforo prenderle fuego pues al igual que el recuerdo del día anterior solo quería que se esfumara, quería carbonizar ese vestido y todo lo que conllevaba ser una Malfoy, si ya se hacía llamar Cassie Black desde ahora lo sería por completo, no existiría más la señorita Malfoy pues hoy era el primer día del resto de su vida.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Luego de una larga ducha de agua tibia esperando que se lleve todo lo malo por el drenaje, nuestra no tan pequeña platinada abrió sus alas y emprendió vuelo.
*
Luego de tomar desayuno en la posada y recorrer todo el callejón mágico decidió aventurarse y hacer otra de las cosas que nunca hubiesen aprobado sus padres, o por lo menos no a Draco; tomó rumbo a la salida para conocer por completo París y todo lo bello que podían crear los muggles sin una pizca de magia, parecía un niño viendo la vitrina de una dulcería pues sus ojos brillaban de fascinación...
No por nada era una de las chicas más "cotizadas" en su Academia pues muchos jóvenes se giraban al verla caminar con ese hermoso vestido negro que se apegaba a la perfección a su cuerpo ya de mujer, ese vestido que su querida amiga Dominique le había regalado y los tacones rosados que Cassie en una de las salidas al mundo había comprado pues se enamoró de éstos, ella no podía conciliar el repudio que sentía su familia hacia los muggles sin siquiera conocerlos siendo que ella adoraba todo de ese mundo en especial la moda y la música.
Con el paso de los años su francés era perfecto, hacía parecer que era su idioma natal, ingresó a una tienda de ropa que parecía sacada de un sueño, estaba deleitada mirando tantos vestidos cada uno más hermoso que el otro cuando una señora de unos cuarenta años se le acercó...
— Buenas tardes jovencita, mi nombre es Marie Charlotte Regnault y me preguntaba si estabas aquí para el casting que estamos haciendo —le dijo la elegante mujer.
— ¿Casting? —inquirió la platinada algo confusa.
— ¿No te encuentras aquí para ser la nueva cara de Chanel? —preguntó Marie de vuelta.
— Lo siento, pero no comprendo del todo ¿a qué se refiere con la cara de esta marca? —contestó Cassie.
— Jovencita es el sueño de toda chica ser modelo de una marca de renombre como Chanel y este podría ser tu día de suerte, como ejecutiva de te aseguro que no se lo digo a todas las chicas que vienen a comprar aquí. Estamos haciendo un casting y estoy segura que podrías salir seleccionada, si te interesa te puedo llevar a la habitación donde estamos haciendo la selección —le explicó Marie y Cassie abrió sus ojos grises asombrada, pues algo había escuchado sobre el modelaje por parte de las primas muggles de Dominique y con usar esos vestidos ella estaría encantada.
