1.¡Mierda!

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Hola, me llamo Jessie, tengo 17 años, pero prefiero definir mi edad como casi 18. Estoy en la última etapa, en el último curso de este instituto y los días no suelen empezar nada bien.

- ¡Jessie levántate de una puta vez! Llegarás tarde- mi madre como siempre tan cariñosa.

-Ya voy...- digo remoloneándome una vez más. - ¡Mierda! - digo mirando el reloj, las siete y veinte no, otra vez no... - Me visto rápidamente y salgo pitando.

-Buenos días Jessie- me dice Joseph, es el conductor del autobús, el cual piensa que es un maldito viejo insensible y pedófilo... - ¿Cómo estás?

-Bien- le digo entrando por el pasillo del bus. - Siempre tan puntual... - Soy la primera a la que recoge, no me extrañaría que algún día parase el autobús y me violase en un sitio oscuro y frío. Sería triste perder la virginidad así.

Soy una adolescente virgen y solitaria que vive en su propio mundo y donde no dejo a nadie entrar, a nadie excepto al novio de mi madre, Patrick, que me encanta... es tan guapo, y tan fuerte... Me gustaría que me raptase y me llevase lejos de aquí.

-Buenos días Jessie - es Alex, mi fiel amigo. - ¿estas bien? - tenía que venir a interrumpirme claro...

-Lo estaba hasta que has venido y me has interrumpido... Cabezón... - le digo riéndome.

-Te has vuelto a dormir... Siento haberte despertado de tu mundo - me dice. -¿En qué pensabas?

-En sexo - le confieso.

-No es nada raro... ¿pero de buena mañana ya? - dice. - ¿Qué te pasa por la cabeza esta vez?

-Sexo, solo en general. - le digo.

-Estás cambiando Jessie Prescott- me dijo riendo.

-Cállate- dije poniendo los ojos en blanco. - ¿Y qué tal con Amanda? - se puso pálido.

Veréis... Amanda es la tía que le robó el corazón a mi mejor amigo, es la tía que lo hace sufrir, le trata como un perro. Durante un tiempo Alex y yo estuvimos distanciados, pero hará dos semanas que lo arreglamos, es demasiado celosa y eso ha influido en nuestra relación.

-Supongo que subirá en la siguiente parada. - no esperaba esa contestación.

Seguimos hablando, todos nos saludábamos, bueno, saludaban a Alex ya que salía con Amanda, de mi pasaban un poco bastante.

-Mírala... ¿a qué es preciosa?- me dice Alex. -Amanda aparecía por la puerta del bus, todos la miraban, parecía la típica rubia perfecta, que caminaba a paso lento, tipo las películas americanas.

-Buenos días mi amor- le planta un beso Amanda a Alex. -Veo que estas con esto... - haré una aclaración, "esto" soy yo.

-Hola cariño, esto tiene nombre...- le dice Alex mientras me miraba con cara de disculpas.

-Cierto, deja a la butano y ven conmigo, debemos hablar. - Alex no sabía qué hacer.

-Ve Alex, no me importa, quizás la puta anoréxica que tienes como novia necesita comer algo - Alex se cabreó mientras que Amanda pensaba cómo iba a atacarme. La gente del autobús empezaba a darse cuenta del ambiente.

-Es que si te comes toda la comida tu... ¿Cómo voy a poder comer yo?- me dice riendo.

- ¡Basta! - dice Alex. -Vamos Amanda... Luego hablamos Jess- me dice decepcionado, pero no era justo que su novia se metiese conmigo, pero yo no podía meterme con ella.

-Vale, bueno si tu novia te ha comido no, aunque seguirás vivo. ¡Amanda! -Ella se gira- Con condón, que no quiero que le pegues nada a mi amigo.

Ella se pone roja y Alex se cabrea, esta vez de verdad, todo el mundo empezó a reír y a bajar del autobús, hoy sería un día muy largo...

Bajamos del autobús, y como no... Jon... el gracioso de turno me lanzaba una bola de nosequecosa , todos los días.

- ¡Come gorda! - se reía, y junto a él, todo el instituto. Vi a lo lejos a Alex, intentó venir, pero... ¿adivináis quien le dijo que no?

Lo primero que se me ocurre es llorar, pero mi primera regla es no llorar en público, te hace parecer débil. Así que me voy hacia el baño, intentando aparentar normalidad, pero es lo peor que llevo, es una jodida masa en mi suéter.

No me gusta mirarme en los espejos, me veo horrible. Pelo negro y un cuerpo muy lejos de su peso ideal.

-¡Hola Jess!- ahí estaba Carlee, una chica especial, no tenía mucha gente con la que estar ya que aquí , todos son gilipollas, así que viene conmigo casi todo el tiempo. - ¿Qué te ha pasado?

-Jon... que me ha dado los buenos días.- le dije, enseguida se puso mal.

-Podría haberte ayudado...- me dijo apenada.

-No tranquila- le dije intentando mostrarme optimista. -Estoy viva, no pasa nada, al fin y al cabo, me lo hace todas las mañanas, pero a veces te me adelantas a venir aquí. - dije fingiendo una sonrisa.

-Ya, pero...- la corto.

-Da igual. Vamos que va a empezar la clase. – le digo cambiando de tema.

Caminamos por el pasillo, y así día tras día, clase de matemáticas, de historia, de lengua... Todos los malditos días.

- ¿Ya tienes pareja para el baile?- me pregunta Carlee...¡mierda!

-No creo que vaya la verdad. - le contesto- Es que eso de ir con alguien no me gusta.

-Vamos Jess... Seguro que te lo han pedido muchos ya. Yo lo haría si fuera un chico, eres genial. – A veces Carlee no diferenciaba la realidad de sus deseos.

-Ya...- le dije riendo. - Tenemos exámenes, así que prefiero centrarme en otras cosas que un estúpido baile.

Y acaba el día, siempre o casi siempre lo mismo, cuando salgo del instituto me gusta fumarme un cigarro mientras vuelvo a casa, no veo a mi madre e todo el día, y Patrick.... Va a casa cuando quiere, pero intento no estar por ahí cuando llega.

Mientras pienso en todo lo que odio del mundo (muchas cosas), alguien interrumpe mis sentimientos.

-¡Jess!- me giro y es.. ¿Jon?, intento andar más rápido, otra humillación no, por favor.

-Para, por favor- me coge de los brazos. - Escucha yo...

-Déjame, aléjate de mí, por favor- me molesta que me toquen...encima alguien que me hace pasar un mal rato por las mañanas.

-Jess déjame explicártelo, me he pasado hoy, lo siento.

-¡Me llamo Jessie!- le gritó mirándole a la cara- tu ni siquiera deberías hablarme. Por cierto, si puede ser, la mierda de mañana que no sea verde, que sino no me sale la macha de la camiseta. - le dije mostrándole la mancha de mi camiseta. - ¡Que luego tengo que dar explicaciones!

-Lo siento de verdad- dijo rascándose la cabeza. -Soy un chico popular, se espera eso de mi.

-Me da igual lo que sea- le dije poniendo el cigarro entre él y yo- haz lo que quieras, pero si me vuelves a hablar o tocar, te quemaré con esto, y créeme que la parte que tengo pensado la necesitas para mear.- se quedó serio.

Seguí mi camino, aun sin creerme que e, famoso Jon me había seguido para disculparse. 

La vida de JessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora