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Entre de manera rapida y apresurada a la casa. Mi madre estaba ahi junto a mi padre. Le dije que quería hablar con ella a solas.

Mi padre se fue escaleras arriba y me dejo con mamá. Ella me miró y se preocupo pensando que había hecho algo malo.

-Shawn me dijo que le gusto.- chille golpeando la mesa del comedor.

Mi madre, literalmente, ignoró todo lo que estaba haciendo, me tomó de la mano y me arrastró hasta el patio.

Nos sentamos en el pasto y a mi no me importó que mi vestido se arrugara un poco.

-¿Era lo que esperabas?- preguntó mi madre aun sonteniendo mis manos.

-Si, pero él es famoso, hay miles de chicas rubias...

-Tu eres rubia mi pequeña.- movio la cabeza de manera graciosa.

-Pelirrojas, morenas, ojos de color miel, oscuros, altas con medidas perfectas.- solté las manos de mi mamá y palmee mi rostro.- ¿Porqué se quedaría con una chica rubia de tamaño más pequeño que el promedio de una Canadiense...

-Nosotros somos de Noruega, bebé.- mi madre rio.

-Para las demás soy gorda y santurrona. ¿Que es lo que él vió en mi?- estuve segura de que mis ojos demostraban mis frustacion.

-Las demás chicas son astutas, tú mi querida rubia eres sabia, Shawn se ha dado cuenta de eso, estoy segura de que las demás pelirrojas y morenas le han de haber ofrecido algo más. Tú le ofreces el amor que a él le hace falta, ellas le ofrecen la diversión del momento...

-Shawn sería muy tonto si te dejara por algúna pelirroja, Astrid.- intervino mi hermano saliendo al patio.- Entre hombres nos conocemos y Shawn tiene cosas agradables aunque me cueste aceptarlo, intentalo con él, y si las cosas no son como esperabas, sólo terminalo.

Pero el amor es ciego, y a veces te hace un poco más vulnerable ante algunas personas, eso fue lo que paso conmigo.

No Tienes Idea  S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora