HISTORIA DE DOS.~FINAL~

60 2 2
                                    



Lucía se mira las manos. Ahora están limpias. No como hace dos días. No como cuando abrazaba a Alex gritándole que no se fuera de su lado.

-Ya no hay vuelta atrás-piensa mientras se mira en el espejo y derrama más lágrimas.

Lleva un vestido negro y un peinado medio recogido con dos mechones de su largo pelo castaño sueltos, uno a cada lado de la frente.

Raúl se asoma por la puerta del baño, ha odio como su hermana volvía a romper a llorar.

-Se que es duro, pero tienes que ser fuerte. Es como cuando se fue la abuela, se que parece muy difícil de superar pero...

Pero nada. No le salen más palabras. No sabe que ánimos darle.

-No vas a evitar que llore, Raúl, no sólo tengo que afrontar que la persona a las que más quería en este mundo se vaya para siempre, sino que he podido ver como se moría en mis brazos, por mi culpa y sin poder hacer nada.

-No fue culpa tuya... La herida era demasiado profunda y cercana al corazón...

-Si sólo hubiera podido exigirle que nos fuéramos ya a casa, todo esto no hubiera ocurrido. Y ahora, no tendría que ir a su propio funeral, no. Si nada de esto hubiera pasado, ahora mismo estaríamos juntos los dos, celebrando de la manera más romántica y perfecta nuestros 8 meses juntos. Con baches... Pero eran los mejores 8 meses de toda mi vida.

Raúl le abraza y él también derrama unas pocas lágrimas al ver llorar y sufrir tanto a su hermana pequeña.

Y Lucia, llena de dolor se seca las lágrimas y se separa de su hermano. Si no se dan prisa, llegarán tarde.

-Y ese ha sido todo mi sueño.

-Madre mía Carmen, ya me habías dicho millones de veces que te hubiese gustado llamarte Lucía... Pero tus sueños son cada vez más raros.

-¡Ya ves! Lo que no entiendo es porqué tú salías con 17 años... ¡Si tienes 11!

-Tampoco me llamo Raúl, no se si te acuerdas, pero tu hermanastro se llama Antonio.

-¿No me digas? ¡No estoy loca! Así que no me trates como si lo estuviera.

-Bueno... Dejemoslo en que no estás tan loca-contesta poniendo énfasis en la palabra "tan" y riendo.

-Yo... Simplemente... Sueño historias.

-Ya veo, ya-dice riendo de nuevo-. ¿Se lo has contado a tus amigas?

-Sí, lo primero que he hecho-digo riendo-. Y a Clara y a Pablo también.

-¿Cómo se llamaban ellos?

-Blanca y Carlos.

-¿Y eso? ¿Has cambiado todos los nombres o qué?-dice Antonio riéndose con esa risa que tiene tan mona (es mi hermano pequeño, todo lo que hace me parece mono).

-La gran mayoría. Mira, ¿quieres ver lo que dicen mis amigas y el novio de Dori del sueño?

-Venga, va.

Empiezo a leerle los mensajes del chat de WhatsApp que tenemos entre los 7 con el nombre de ADLC (son todas nuestras iniciales, digamos que es lo que nos define como grupo.) No paran de mandar mensajes y de decir tonterías que, como siempre, me hacen reír.

-Espera espera... ¿Me estás diciendo que has soñado que mi hermano era homosexual? No es por ofender a los que los que lo son, me parecen personas respetables. Pero... Que quede claro que Elías no lo es.

-Jajajaja Astrid, no te me pongas así anda que yo no controlo mis sueños. Y ya se que tu hermano no lo es, no soy tonta.

-¿Y al final qué? ¿Dori y yo qué?-pregunta Albertito-. Dori era Bea, ¿no?

NO ES PARA TANTO... ES PARA SIEMPRE. (Tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora