NO ES PARA TANTO... ES PARA SIEMPRE. ~Capitulo 24~

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-¿A dónde vas?

-No puedo dormir. Voy a dar un paseo a ver si me despejo.

-Vale, tío.

El chico sale del cuarto y saca sus cascos de música. Se los coloca mientras se sienta en la escalera del pasillo. Lo que ha pasado con Lu... Todo lo que ha pasado está dando muchas vueltas y no puede dormir.

-Has perdido el juego, esta vez gano yo-dice Juan sonriendo-. Y de premio... ¿Me das un beso? Que he visto a esos dos y me han entrado ganas. Bueno, en realidad desde que te he visto esta mañana voy con ganas de besar tus labios.

Lu revive la escena de Alex besando a Marta como le solía besar a ella en su cabeza y las palabras de Juan se repiten una y otra vez en su subconsciente. Después de que le dijera eso, la chica no reaccionaba. No podía besarle. No puede besar a un chico del que no está enamorada, ya le duele solamente el hacerle caso y utilizarle de esa manera, pero besarle... Y más queriendo a Alex como le quiere. ¿Por qué tiene esa capacidad de perdonarle? En realidad sí sabe la respuesta... Porque le quiere.

-¿Por qué no puedo olvidarle por mucho que lo intente?-piensa tumbada en la cama.

Entonces viene a su mente la canción de Imposible Olvidar, la que el chico le dedicó por la radio hace ya meses.

«Por mucho que intente no puedo olvidar, a la persona que me enseñó a amar.»

Y es que es eso, es el primer amor, con el que dio el primer beso, el primer paseo cogidos de la mano, la primera guerra de cosquillas con un chico, su primer "buenos días, princesa"... El primero. Es su todo. Por eso no puede olvidarle. Por eso está llorando en este momento por él.

Carol lo nota y alarmada le pregunta:

-¿Qué te pasa?

-Nada... Que... Me he acordado de mi abuela cuando estabais cantando la canción esa ahora mismo.

-¿La de Nino Bravo? ¡Tía! ¡Haber avisado! Lo siento...

-No pasa nada.

No le gusta mentirle, pero ellas, sus amigas del campamento, no saben nada de lo de Alex. Nunca les contó nada, y ahora no es un buen momento para contarles toda la historia con detalles.

-Voy al baño a lavarme la cara.

Salta de la litera, abre la puerta con cuidado y sale de la habitación, luego se gira y la cierra suavemente, justo como la había abierto hace a penas dos segundos.

Cuando mira hacia el pasillo, va hacia la escalera. Pero no está sola.

-Hey, ¿qué haces aquí, princesa?

NO ES PARA TANTO... ES PARA SIEMPRE. (Tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora