NO ES PARA TANTO... ES PARA SIEMPRE. ~Capitulo 30~

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No muy lejos de allí, una chica camina con aire despreocupado por una de las calles principales y más bulliciosas de la ciudad de París.

Se sienta en una de las mesas más apartadas de la terraza de una cafetería y espera a que la atiendan.

El camarero, por su parte, no tarda mucho en llegar.

Ambos tienen una conversación en francés:

-Buenos días, ¿qué va tomar? Tenemos un menú de desayuno que incluye café, zumo y una tostada por 2,50.

-Está bien. Pero, ¿en vez de una tostada puede traerme un croissant?

-Enseguida-dice mientras lo apunta en su libreta.

La chica se fija en el, parece vaya te guapo. Tiene los ojos igual que si antiguo novio, Louis. El camarero se da cuenta de que le está observando y al principio se siente confuso, pero al ver que a ella tampoco le falta belleza decide que estaría bien entablar una conversación con ella más allá de lo que va a tomar o no para desayunar.

-¿Cómo se llama?

-Me llamo Rosa, pero todos aquí me llaman Rose.

-Los franceses somos siempre muy ingeniosos. Pero su nombre es precioso de todas maneras.

-No hace falta que me trates de usted, se que aquí sois siempre muy respetuosos, pero no creo que tenga muchos más años que tú.

El camarero se queda de nuevo perplejo ante la soltura de Rose. Allí todo el mundo se trata de usted, por norma general de conducta, se supone. Y esa chica tan singular le acaba de decir que la puede tratar como si fueran amigos de toda la vida. Pero no le molesta, si ella se siente más comoda así, por él, genial.

-¿De dónde eres?

-Soy española. Pero llevo viviendo en Francia años. Algo me dice a mí que tú si que eres de aquí, ¿verdad?

-Has acertado. Aunque no nací en París ciudad, sino en un pueblecito cercano. Mi familia y yo nos mudamos aquí cuando yo sólo tenía cuatro años.

-¿Cuántos tienes ahora? Si no es una impertinencia preguntar, claro.

-No, tranquila. Tengo veinte.

-¿Veinte? Pues no lo parece...

-No digas tonterías, yo los aparento. Tú seguro que no aparentas tener... ¿Cuántos dices que tienes?-dice riendo.

-Dieciocho, camino de diecinueve.

-Pues fíjate, yo pensaba que tenías muchos menos.

-Sí claro, quince si quieres, ¿no?-contesta Rose sarcásticamente mientras ríe también.

-No, tan pocos no, porque si no seguramente no te invitaría a cenar esta noche.

-¿Me has invitado en algún momento? Yo creo que no. Tampoco recuerdo haber accedido.

-Ya, pero si lo hago ahora, ¿dirías que sí?

-Puede que sí. Tú... Intentalo-contesta con una sonrisa picara.

-¿Quedamos aquí sobre las ocho? Luego vamos a algún sitio más bonito, tranquila. Pero es que a esa hora acaba mi turno.

-Me parece un plan perfecto. Pero aún no me has dicho tú nombre.

-Me llamo Borja. Se que no es un nombre muy de francés... Pero, ¿sabes? Tengo antepasados españoles.

Los dos sonríen durante unos instantes y después Rose reanuda la conversación:

-Bueno, Borja. ¿Me traes mi desayuno, por favor? Es que si no me tomo el café ya, voy a ir durmiendome por ahí todo el día... Y no estaré con energías suficientes para quedar contigo a las ocho.

-Y no queremos que pase eso... ¿Verdad?-dice sonriendo de nuevo, tiene unos dientes brillantes preciosos-. Perdona, enseguida voy.

NO ES PARA TANTO... ES PARA SIEMPRE. (Tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora