The Kids

Veintiocho

ATENCIÓN: El siguiente capítulo, aún contiene escenas de Jack & Aurora. Lo siento chicas, pero la historia lo requiere.

Lo único que les pido es respeto, que no se molesten y paciencia que esto esta por acabar. Porque cuando todo se aclare y la segunda temporada empiece tendrán un montón de Jelsa ¡hasta para llevar!

Por el momento, repito, sean pacientes. Ahora, los dejo con el capítulo.

✖ La ilusión de Aurora ✖
Años atrás.

Jack despertó en la cama de Aurora, con ella abrazándolo con fuerza por las costillas. Él no se movió ni un milímetro, porque la imagen de la misma le resultó bellísima, con los ojos cerrados, el cabello alborotado y cubriéndole las mejillas rosadas por el calor trasmitido y la expresión serena y tranquila. Una obra de arte, pensó Jack.

Lo primero que hizo fue apartarle los mechones rubios de la cara, con delicadeza. Lo segundo que hizo fue acariciarle las tersas mejillas a perladas y lo tercero que hizo fue besarle los labios. Uno, dos y tres besitos en los abultados labios rosados.

—Gorrión —le susurro como brisa, en los labios, con cariño. Aurora se removió un poco entre las sábanas rosadas —. Hey, despierta bella durmiente.

La pequeña boca de Aurora se frunció en una mueca. Jack sonrió con ternura extendiéndose por su pecho y su rostro. La belleza de Aurora no tenía igual, su aroma era dulce, de fresas silvestres y un toque de vainilla. Y Jack ya lo tenia impregnado en las fosas nasales.

—Aurora —le beso la cien —. Arriba, gorrión.

Las comisuras de la chica se levantaron levemente, estiró los brazos y lentamente abrió los ojos, los cuales miraron con resplandor a Jack. Aurora se avergonzó inmediatamente, cuando al revisar debajo de la sábana, notó que aún estaba en ropa interior. Sus mejillas se calentaron y se mordió los labios con nerviosismo.

—Buenos días, Jack —saludo la muchacha, él joven albino no pudo aguantar una risa suave.

Se acomodo en la cama, con la espalda recargada en la cabecera —Y... ¿Cómo estás?

Esta vez fueron las mejillas de Jack las que se tiñeron de rojo carmesí, se rasco la nuca y trato de no ponerse nervioso al mirarla a los ojos. Lilas, suaves, sinceros. Aurora se acomodo en la cama, se sentó con las piernas cruzadas, pegando la sábana a su cuerpo semi desnudó.

—Estoy bien —sonrió, echándose un mechón rubio detrás de la oreja. Jack sintió la necesidad de besarla nuevamente, pero se contuvo reprimiendo aquellos deseos —... Algo dolorida. Como... Cuando haces mucho ejercicio.

—Sí —sonrió Jack, acercándose un poco a ella —. Así se siente. ¿Aurora? —la llamo con suavidad. Ella alzo la mirada y le presto atención a esos ojos. Como mar calmado y sereno, tranquilo al amanecer —. ¿Cantarías para mi?

—¿Hablas en serio?

—Adoro tu voz —se encogió de hombros con naturalidad —. ¿Podrías?

Aurora asintió sin vacilar, se aclaro la garganta y cerró los ojos para evitar sentir vergüenza. Jack la miro a la espera, se moría por escuchar su voz de seda, cada palabra salir y relucir entre aquellos labios dulces.